

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, delegó de forma temporaria su competencia legal para autorizar el abatimiento de aviones clasificados como hostiles cuando pasen por el espacio aéreo brasileño. Desde hoy, cuando se inicia el Mundial, hasta el 17 de julio, cuatro días después de jugarse la final, el comandante de Aeronáutica, teniente brigadier del aire Juniti Saito, tendrá la responsabilidad de autorizar la eventual destrucción, en caso de ser necesario.
Permitida por el Código Brasileño de Aeronáutica, la delegación de un poder que en principio es de la presidenta fue firmada ayer por ella misma y publicada hoy en el Boletín Oficial.
De acuerdo al código, pueden considerarse hostiles y en consecuencia ordenarse su abatimiento, aviones que se nieguen a aterrizar en las hipótesis que prevé la ley, después de agostarse los medios coercitivos legalmente previstos para obligar su descenso a tierra.
La ley permite orden de aterrizaje y detención de aeronaves por autoridades aeronáuticas, del Fisco y de la Policía Federal en varias hipótesis, entre las cuales frente a infracciones a las convenciones o actos internacionales al volar sobre el espacio aéreo brasileño.
Aviones pueden pararse también, por ejemplo, ante la sospecha de que transporten cargas no autorizadas, como explosivos, municiones, armas de fuego, material bélico, equipamiento destinado a relevamientos de prospección, o cualquier otro objeto o sustancias consideradas peligrosas para la seguridad pública, de la propia aeronave o de sus ocupantes.













