

Antes de convertirse en el centro financiero y cultural que conocemos hoy, Nueva York tenía un nombre que reflejaba su herencia colonial.
A pesar de su dinamismo y diversidad, la historia de la ciudad esconde un pasado menos conocido. ¿Cómo se llamaba originalmente y qué llevó a cambiar su nombre?
El origen de Nueva York: un pasado holandés
En sus inicios, Nueva York no llevaba ese nombre. Fue fundada en 1624 por colonos holandeses como un asentamiento en la isla de Manhattan. Según datos de National Geographic, durante ese periodo la región formaba parte de la colonia de Nueva Holanda, controlada por los Países Bajos.

El asentamiento fue bautizado como Nueva Ámsterdam, convirtiéndose en un puerto comercial clave debido a su ubicación estratégica. La influencia holandesa en la toponimia de la ciudad es evidente hasta el día de hoy:
Brooklyn, antes llamado Breuckelen, igual que una ciudad neerlandesa cercana a Utrecht.
Harlem, que toma su nombre de la ciudad de Haarlem, en los Países Bajos.
¿Por qué Nueva Ámsterdam se convirtió en Nueva York?
En 1664, el duque de York envió una flota de cuatro navíos para tomar la ciudad y exigieron la rendición de las autoridades holandesas. A pesar de la resistencia del gobernador Peter Stuyvesant, los colonos holandeses se negaron a luchar, lo que llevó a la capitulación de Nueva Ámsterdam el 8 de septiembre de 1664.
Con la victoria inglesa, la ciudad fue renombrada como Nueva York, en honor al duque de York, quien posteriormente se convertiría en el rey Jaime II de Inglaterra. Este cambio marcó el fin de la colonia neerlandesa y el comienzo del dominio británico en la región.
Nueva York: un puente entre continentes
Desde su transformación en Nueva York, la ciudad se consolidó como un punto de conexión entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Con el tiempo, atrajo a algunos de los artistas e intelectuales más brillantes de la historia, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y renacimiento, representado por la icónica Estatua de la Libertad.
Hoy, Nueva York sigue siendo un referente mundial, pero su historia nos recuerda sus orígenes como Nueva Ámsterdam, un asentamiento que evolucionó hasta convertirse en la metrópolis que todos conocemos.














