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"Las probabilidades de que estemos en la realidad base son de una entre miles de millones". Con esta frase pronunciada allá por 2016, Elon Musk instaló un debate que hoy sigue generando controversia: la posibilidad de que la vida que conocemos no sea más que una simulación avanzada.

El empresario no fue el primero en hablar de esta idea, pero sí quien logró que trascendiera a nivel global. Desde entonces, el creador de Tesla y SpaceX repite el concepto con la misma naturalidad con la que habla de cohetes, colonias en Marte o inteligencia artificial.

Impactante advertencia de Elon Musk: la hipótesis que conecta ciencia y cultura digital

La hipótesis de simulación surgió en el ámbito académico, pero Musk la llevó a la cultura popular. Para él, los avances tecnológicos en el campo de los videojuegos marcan el camino:

"Hace 40 años teníamos Pong. Hoy tenemos simulaciones en 3D con millones de jugadores. Si proyectamos esa evolución hacia el futuro, la diferencia entre videojuegos y realidad será indistinguible".

La idea es inquietante: si el progreso tecnológico avanza a ese ritmo, ¿qué impide pensar que alguien -o algo- ya desarrolló simulaciones tan reales que no podemos distinguirlas de la vida cotidiana?

Los escenarios posibles, según la ciencia

El trasfondo filosófico de este debate lo aporta Nick Bostrom, profesor de la Universidad de Oxford. En 2003, publicó el ensayo Are You Living in a Computer Simulation?, donde planteó tres posibles escenarios:

  1. Que ninguna civilización alcance jamás el nivel tecnológico necesario para crear simulaciones tan realistas.

  2. Que sí lo logren, pero decidan no utilizarlas para recrear mundos alternativos o pasados históricos.

  3. El más perturbador: que dichas simulaciones ya existan y que los seres humanos seamos, sin saberlo, parte de una de ellas.

Musk ha reconocido que este razonamiento lo convenció de que "casi seguro" no vivimos en la realidad original.

La ciencia busca pistas en la física cuántica

Lejos de limitarse a la filosofía, científicos de instituciones como el MIT o la Universidad de Bonn diseñaron experimentos para detectar posibles señales de que la realidad es un entorno digital. La hipótesis: que el espacio-tiempo tenga una estructura con "píxeles mínimos" o que ciertas anomalías en la física cuántica sean equivalentes a errores en un código.

Incluso la NASA ha colaborado en estudios que intentan descifrar si el universo presenta irregularidades compatibles con una simulación. Aunque aún no existe evidencia concluyente, el debate abrió un nuevo campo de especulación científica.

De Matrix a la pregunta final

La cultura popular también ayudó a expandir la discusión. La película Matrix mostró, en 1999, un mundo controlado por una simulación informática, con imágenes icónicas como la "píldora roja" y la "píldora azul". Estas metáforas siguen funcionando como un lenguaje común para hablar de la teoría.

Pero más allá de si alguna vez sabremos con certeza si la vida es una simulación, surge una pregunta aún más inquietante: ¿quién estaría detrás del código?. Algunos incluso plantean que las religiones, en sus propias narrativas, ya nos advirtieron de esta posibilidad.