El origen del agua no es el que creíamos: el hallazgo sobre el planeta tierra y la vida que desafía todo lo que conocemos hasta el momento
Estudio reciente reveló una nueva perspectiva sobre la llegada del agua al planeta y el origen de la vida. Conoce los detalles.
La Tierra, el único planeta conocido que alberga vida, debe gran parte de su habitabilidad al agua. Comprender cuándo y cómo llegó el agua a la Tierra es crucial para reconstruir la historia del origen de la vida.
Los científicos han debatido durante mucho tiempo si el agua en la Tierra estuvo presente desde su formación o si llegó más tarde a través de fuentes externas.
Sin embargo, un estudio reciente dirigido por un investigador de Rutgers-New Brunswick desafía las teorías existentes, sugiriendo que el agua llegó mucho más tarde de lo que se creía.
Un descubrimiento que cambia la historia del agua en la Tierra
Los hallazgos indican que la Tierra recibió agua en las etapas finales de su formación. Este descubrimiento podría redefinir la comprensión científica sobre las condiciones necesarias para la vida.
Mediante el análisis de isótopos en rocas terrestres y su comparación con meteoritos, los investigadores han aportado nuevas perspectivas sobre el momento y el proceso de llegada del agua a nuestro planeta.
Cuándo aparecieron los ingredientes clave para la vida
Los científicos buscan determinar cuándo aparecieron por primera vez en la Tierra los elementos esenciales para la vida. El agua, la energía y una combinación de compuestos orgánicos conocidos como CHNOPS (carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre) son fundamentales para la aparición de la vida.
Determinar cuándo llegaron estos componentes podría ofrecer pistas sobre el momento exacto en que se formó la vida.
Katherine Bermingham, profesora asociada en el Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de Rutgers y autora principal del estudio, explicó:
"Cuando el agua fue entregada al planeta es una gran pregunta sin respuesta en la ciencia planetaria. Si conocemos la respuesta, podemos entender mejor cuándo y cómo se desarrolló la vida".
Su investigación sugiere que el agua en la Tierra primitiva no estuvo presente durante las primeras fases de su formación. En cambio, el planeta la adquirió mucho después mediante un proceso conocido como acreción tardía, en el que materiales adicionales del espacio continuaron moldeando la Tierra.
Investigación sobre los bloques de construcción de los planetas
Bermingham se especializa en cosmoquímica, un campo que estudia la composición química de los materiales planetarios para comprender su origen.
En este estudio, su equipo utilizó espectrometría de masas por ionización térmica, un método preciso para medir composiciones isotópicas. Desarrollaron un nuevo enfoque analítico para examinar los isótopos de molibdeno, un elemento presente tanto en la corteza terrestre como en meteoritos.
"La composición isotópica del molibdeno en las rocas terrestres nos proporciona una ventana especial a los eventos que ocurrieron alrededor del momento de la formación final del núcleo de la Tierra, cuando el último 10% al 20% del material estaba siendo ensamblado por el planeta. Se cree que este período coincide con la formación de la Luna", explicó Bermingham.
Diferencias entre meteoritos y rocas terrestres
Para rastrear la historia química temprana de la Tierra, el equipo examinó muestras de meteoritos del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian.
Los meteoritos se clasifican en dos grupos principales según su origen en el sistema solar:
Meteoritos CC: formados en el sistema solar exterior, donde las condiciones eran más húmedas.
Meteoritos NC: procedentes del sistema solar interior, donde las condiciones eran más secas.
Este estudio se centró en los meteoritos del grupo NC para comparar su composición química con las rocas terrestres. Los investigadores analizaron isótopos de molibdeno en rocas de Groenlandia, Sudáfrica, Canadá, Estados Unidos y Japón.
Estas rocas datan de la época en que se formó la Luna y se cree que contienen elementos que se sumaron a la Tierra durante ese período.
El agua en la Tierra pudo haber llegado más tarde de lo pensado
"Una vez que reunimos las diferentes muestras y medimos sus composiciones isotópicas, comparamos las firmas de los meteoritos con las firmas de las rocas para ver si había una similitud o una diferencia. Y a partir de ahí, sacamos conclusiones", explicó Bermingham.
El análisis reveló que la composición del molibdeno en las rocas terrestres coincidía estrechamente con la de los meteoritos NC, que se originaron en la parte más seca del sistema solar.
Este hallazgo sugiere que los bloques de construcción de la Tierra provinieron principalmente de una región con escasa presencia de agua, lo que contradice la teoría popular de que el evento que formó la Luna trajo una cantidad significativa de agua al planeta.
"Tenemos que descubrir de dónde en nuestro sistema solar vinieron los materiales que formaron la Tierra y cuándo ocurrió eso", dijo Bermingham. "Esa es la información necesaria para entender cuándo se establecieron las condiciones para que la vida comenzara".
El estudio respalda la idea de que el agua se acumuló gradualmente con el tiempo, llegando a través de impactos de asteroides y otros procesos bien después de que el planeta se hubiera formado.
Cambia la perspectiva sobre la búsqueda de vida en otros planetas
"Nuestros resultados sugieren que el evento de formación de la Luna no fue un proveedor principal de agua, a diferencia de lo que se pensaba anteriormente", afirmó Bermingham. "Estos hallazgos, sin embargo, permiten que una pequeña cantidad de agua haya sido agregada tras la formación final del núcleo, durante la acreción tardía".
Este descubrimiento podría cambiar la forma en que los científicos evalúan la habitabilidad de otros planetas. Si la Tierra recibió su agua tardíamente, es posible que otros mundos también sigan un patrón similar.
El estudio fue publicado en la revista Geochimica et Cosmochimica Acta y representa un avance en la comprensión de cómo la Tierra se convirtió en un planeta capaz de albergar vida.