

En esta noticia
Cada año, millones de dispositivos quedan abandonados en cajones, basureros o depósitos improvisados. Lo que muchos desconocen es que estos objetos contienen cantidades de oro y otros metales valiosos que superan, por amplio margen, a los rendimientos de muchas minas tradicionales.
La electrónica moderna concentra materiales estratégicos que, pese a su enorme valor, siguen desaprovechados.
La sorprendente riqueza dentro de los residuos tecnológicos
Los desechos electrónicos son uno de los flujos de residuos que más crece en el mundo. Y aunque se habla de ellos como un problema ambiental, también representan una oportunidad económica gigantesca.
En numerosos estudios, los especialistas coinciden: una tonelada de chatarra electrónica puede contener más oro que varias toneladas de roca extraída en minería convencional.

Aun así, la mayoría de estos materiales termina en vertederos, incinerados o sometidos a tratamientos tóxicos que dañan el ambiente y la salud. Solo una pequeña parte vuelve al circuito productivo.
El dispositivo común en cualquier casa que contiene 450 miligramos de oro de 22 quilates
Un grupo de investigadores suizos dio un giro inesperado a esta historia. Desde la Escuela Politécnica Federal de Zúrich desarrollaron una técnica que aprovecha proteínas derivadas del suero de leche para capturar el oro presente en los circuitos.
Estas fibras, transformadas en una especie de esponja, atraen selectivamente los iones metálicos y permiten recuperarlos sin utilizar productos altamente contaminantes como el mercurio o el cianuro.
Tras el proceso, el material se calienta y se obtiene oro de 22 quilates, listo para ser reutilizado. Una alternativa limpia, escalable y que podría incentivar la construcción de una industria de reciclaje tecnológico de alto valor.
Hacia una nueva economía del oro reciclado
Este avance apunta a un objetivo mayor: consolidar un modelo donde los materiales de los dispositivos que ya no usamos vuelvan al sistema productivo. Desde el cobre y la plata hasta el paladio o el níquel, muchos elementos presentes en computadoras, teléfonos, televisores y electrodomésticos pueden recuperarse mediante técnicas combinadas.
De lograr una cadena eficiente —recolección, desmontaje, separación, recuperación y reintegración al mercado—, los países podrían reducir su dependencia minera y aprovechar un yacimiento ignorado: el que yace dentro de los residuos tecnológicos.













