

Donald Trump volverá este sábado a Butler, Pensilvania, por primera vez desde que sobrevivió por poco a un intento de asesinato. Pero la campaña está preocupada: agentes actuales y antiguos del Servicio Secreto temen que se produzca otra falla de seguridad.
Las preocupaciones surgen en un momento en que la agencia está bajo una enorme presión para proteger a Trump. Hace dos meses, las fallas de seguridad de la agencia permitieron que Thomas Matthew Crooks disparara ocho veces al expresidente y lo hiriera en la oreja.
El Servicio Secreto está preocupado: ¿Podrá proteger a Donald Trump en su regreso a Pensilvania?

Una docena de agentes actuales y antiguos del Servicio Secreto de Estados Unidos dijeron a NBC News que el aumento en la carga de trabajo y la falta de personal tienen a la agencia en "un punto de quiebre" y "un estado de crisis". Esto estaría contribuyendo a errores, una relajación de los protocolos y una baja moral que podría conducir a otro fracaso catastrófico en el regreso de Donald Trump a Pensilvania.
Dos funcionarios estadounidenses dijeron que la visita coincide con la "reducción de personal" del Servicio Secreto, lo que significa que el personal está al máximo nivel y los agentes están trabajando horas excesivas. "El Servicio Secreto de Estados Unidos está matando a su gente, y peor aún, se supone que tienen una misión de protección sin fallos y sin descanso ni sueño", dijo un ex agente. "Amo a mi agencia, pero se están preparando para otro incidente".
Qué dijo el Servicio Secreto sobre su estado actual y sus medidas para proteger a Donald Trump
Anthony Guglielmi, portavoz principal del Servicio Secreto de EEUU, reconoció los desafíos al expresar que "la creciente demanda que se le impone a la agencia nos ha llevado al límite". "Reconocemos que esto no es sostenible y no podemos arriesgarnos a que otra misión fracase", destacó.
Un alto funcionario del Servicio Secreto reconoció el nivel de preocupación sobre la agencia y le dijo a NBC News: "Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para asegurarnos de que no vuelva a ocurrir otro incidente de seguridad". La agencia aumentó su fuerza laboral este año contratando a 1,099 empleados, pero la deserción también es un problema importante y parte de una tendencia más amplia en las agencias de aplicación de la ley en los Estados Unidos.












