Hace un año, los fanáticos de la tecnología de todo el mundo se estremecían al enterarse que Steve Jobs, ex CEO de Apple y cofundador de la compañía de la manzanita, había muerto a los 56 años, a raíz de un cáncer pancreático contra el que luchaba desde hace algún tiempo.

Carismático y persuasivo, Jobs consiguió marcar a fuego a varias generaciones a partir de su gran capacidad para imaginar muchos de los adelantos que hoy parecen tan comunes.

Malhumorado y odiado por muchos de sus ex empleados a partir de su exigencia exasperante, Jobs consiguió revolucionar hasta hábitos de consumos gracias a la creación de productos como el iMac, iPod, iPhone y la tableta iPad.

En 2004, el ejecutivo había superado con éxito un cáncer de páncreas y en 2009 fue sometido a un trasplante de hígado.

Más allá de estos contratiempos en su salud, Jobs decidió seguir trabajando en Apple hasta agosto de 2011 cuando anunció su dimisión y dio paso a la llegada de Tim Cook.

Además de Apple, Jobs también construyó Pixar, compañía de entretenimiento que saltó a la fama mundial al darle vida a Toy Story, la primera película realizada íntegramente con animaciones digitales.

Como Bill Gates, el multimillonario creador de Microsoft, Jobs jamás se graduó en universidad alguna.