

En la Argentina, año a año se multiplica la cantidad de ferias especializadas, asistentes y expositores. Para una pyme, es una excelente vidriera que la pone de cara a múltiples ventajas. "Las ferias permiten una plataforma de comercialización en contacto directo con su cliente -mayorista o minorista-, acceder a prensa especializada, ser conocidos por empresas internacionales en rondas de negocios que atraen a compradores de todo el mundo, además de promover networking entre colegas", resume Marcela Molinari, directora de Contenidos de PuroDiseño, que empieza hoy y se extiende hasta el 20 de junio, en La Rural.
En primera persona, los emprendedores cuentan cómo el negocio se ve beneficiado tras su paso por una feria. "El año pasado, participé por primera vez, como emprendedor chico. Hacía poco había lanzado mi línea de productos y llegué con todos los miedos. Me sorprendieron los resultados, recuperé lo invertido, tuve ganancia inmediata porque vendí mucho y me decidió a dejar mi trabajo en relación de dependencia para dedicarme full time a mi proyecto", repasa Carlos Paladino, creador de Chapa Objetos Inobjetables, que vende sus piezas a través de la Web y en 70 locales de todo el país.
Para los emprendedores que no tienen un local a la calle, las ferias son una inigualable ocasión para poner su producto de cara a los clientes y testear en directo la respuesta del consumidor. "Me ayudó a mejorar mi propuesta. Por ejemplo, tenía un estante que terminaba en una punta y escuché a una mujer que dijo que le parecía un poco peligroso. Entonces, modifiqué esa terminación", cuenta Paladino quien calcula que este año invertirá alrededor de $ 30.000 (entre stand, seguros, iluminación, decoración, contratación de personal y folletería).
Vik Arrieta y Pablo Galuppo crearon Monoblock a mediados de 2006, al reconvertir su agencia de comunicación y branding para empezar a hacer productos propios. Así comenzaron a editar ilustradores y artistas jóvenes, utilizando cuadernos como soporte. Hoy estarán al frente de su espacio en PuroDiseño, por cuarto año consecutivo. "Para nosotros, esta feria y cualquiera de las que participamos, es un punto de contacto con nuestro público. Estamos nosotros en el stand para ver cuál es la reacción de la gente, cómo miran los productos, qué dudas tienen. A partir de esta observación hicimos modificaciones a nuestros productos, en general cuestiones que tienen que ver con la comunicación y las indicaciones", cuenta Arrieta. Los objetos de Monoblock -tazas, objetos para cocina, postales, juegos de naipes, cuadernos- se venden en tiendas, librerías como Yenny y Cúspide y online.
Pero además, las ferias ofrecen un marco para tomar contacto con compradores de todas parte del mundo, en rondas de negocios. "Nos está costando bastante exportar porque producimos todo localmente y no tenemos costos competitivos. Pero tenemos varias reuniones pactadas y nuestro objetivo es seguir profesionalizándonos para llegar al exterior en algún momento", dice Arrieta. Una apuesta con resultados a corto, mediano y largo plazo.
D.V.













