A los 18 años, Esteban Wolf heredó una deuda de 150.000 pesos que lo marcó para siempre. “Si le pusiera esa deuda a mis hijos, no sé cómo harían para pagarla”, recordó. Ese punto de partida no lo frenó: construyó nueve compañías, fracasó en seis y logró consolidar tres marcas que hoy son sinónimo de helado premium: Chocorisimo, Pérsico y Guapaletas. “Yo soñaba con ser empresario exitoso en Argentina”, afirmó en una entrevista con Jairo Straccia en SELLO ARGENTO, el segmento que el periodista tiene los martes desde las 19 en El Cronista Streaming

Wolf, de 52 años, se definió como “orgulloso de ser emprendedor y empresario” y sostuvo que la resiliencia fue su motor. “El 90% del éxito se basa en insistir. No importa la economía de turno ni quién gobierne. Si decidís ser exitoso y trabajás para eso, salís adelante siempre”, aseguró.

Pero su mirada sobre la coyuntura laboral es crítica. “La industria del juicio laboral ha hecho fundir millones de empresas”, advirtió. Contó que perdió “tres casas enteras” por litigios y relató un caso reciente: “Acabamos de perder un juicio de 50 millones de pesos por un empleado que nunca trabajó para nosotros. Era de un franquiciado que cerró su local. El juez decretó que éramos solidarios y me embargó las cuentas personales y las de la compañía. Eso es una locura atómica”.

Para Wolf, la falta de reglas claras desalienta la contratación. “Si tuviéramos una justicia sana y un poder de contratación sano, yo contrataría más gente”, dijo. En cambio, optó por invertir en tecnología: “Compré equipos más grandes y automáticos para no contratar gente y evitar la mafia de los juicios laborales. Si me agarra un CFO y ve la inversión, me dice: ‘Flaco, estás loco’. Pero mi ecuación fue esa”.

Su entusiasmo con la actual administración se explica por una expectativa concreta: “La primera es eliminar la mafia de los juicios laborales. Eso para mí es crítico para que las empresas contratemos gente”, afirmó. También valoró la disciplina fiscal: “Por primera vez hay un Presidente que dice: ‘No voy a gastar más de lo que me ingresa’. Si vos gastás más de lo que te entra, te fundís. Eso lo sabe cualquiera en su economía personal”.

Wolf no esquivó la autocrítica hacia el empresariado, pero diferenció: “El 95% del trabajo está dado por las pymes. La corrupción la tenés en otro nivel. Yo nunca pagué una coima”. Y rechazó la idea de emigrar: “Para mí Argentina es el mejor país del mundo para vivir y emprender, sin lugar a dudas. Soy fanático de la Argentina”.

Su historia personal refuerza esa convicción. Creció en medio de adversidades: su madre lo abandonó a los dos años y su padre estuvo preso tres veces, la última por el FBI. “Aprendí a hacer todo por el contrario. Para mí la palabra y el honor son lo más importante”, dijo. Esa filosofía lo llevó a sostener que “no hay adversidad que se interponga cuando querés salir adelante”.

Hoy sueña en grande: “Queremos salir a la bolsa. Ojalá dentro de cinco años me hagas una nota sobre cómo fue el proceso. Si lo podés soñar, lo podés crear. Y si lo podés crear, lo podés hacer”.