A fines del siglo XIX y a principios del siglo XX, Japón se aproximó a otras economías capitalistas del mundo, pero muy muy lejos del desarrollo de Estados Unidos.

Eran los años en los que Sakichi Toyoda era un carpintero creativo, inquieto, inventor que patentó varias de sus creaciones. Pero la más importante y la que le dió presencia empresaria fue el telar.

Era un telar manual de madera que lo patentó en 1890 y que recién modernizó en 1924, cuando creó el telar automático de movimiento contínuo. Y para producirlo y comercializarlo fundó la empresa que sería la simiente de un imperio.