La historia de esta cerveza tiene que ver con Otto Schneider, un maestro cervecero prusiano que emigró de Prusia justo cuando el imperio alemán estaba en su apogeo.
Otto llegó en 1906 y se radicó en Santa Fe y su primer puesto de trabajo fue en la Cervecería San Carlos.
Por supuesto. Alemán, hijo de empresarios, Otto no tardó en convencer a inversores para instalar una nueva fábrica de cervezas. Es que el agua del Paraná tenía según Otto una calidad similar a la que se encontraba en los grandes centros cerveceros mundiales, como Plzen, en República Checa.
Así nació la cervecería Santa Fe, el primer gran emprendimiento de Otto Schneider en Argentina que tenía su fábrica a pocos metros del río Paraná.
Pero el rápido crecimiento de la Cerveza Santa Fé llamó la atención del gigante Quilmes, y sus dueños, los Bemberg, hicieron una oferta de compra que resultó irresistible para todos los socios, menos para Otto.













