Aclaraciones sobre el Presupuesto de Ciencia
El Senado dio media sanción (39 votos de diversos bloques, y 9 negativos de Cambiemos), a un proyecto de Ley que establece un incremento progresivo y sostenido del presupuesto destinado a la Ciencia y Técnica. En ese contexto, autoridades del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva negaron un recorte de fondos para el sector. El ministro Lino Barañao aclaró que el presupuesto para su área es hoy un 40% mayor al aprobado por el Congreso. El Secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Jorge Aguado, indicó que arrancaron con un crédito presupuestario de $ 14.000 millones y hubo dos incrementos, de $ 950 millones y otro de $ 1660 millones.
Los números consignados son engañosos. El Presupuesto que ejecuta el MinCyT incluye al propio Ministerio y a la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT). Además se suman Gastos figurativos que corresponden al Conicet y a la CONAE. En el año 2016 el MinCyT sólo devengó $ 3487 millones, el Conicet $ 8818 millones y la CONAE $ 1968 millones, con un total de $ 14.273 millones. El Presupuesto para 2017 enviado al Congreso asignaba $ 2054, $ 10.163 y $ 1740 millones respectivamente, con un total de $ 13.957 millones, lo cual significaba en enorme recorte en el caso del MinCyT y CONAE y generó alarma en todo el sector y hasta en el propio Ministerio.
El Congreso decidió sumar $ 700 millones al MinCyT, $ 100 millones al Conicet y $ 150 millones a la CONAE, con lo que el presupuesto al inicio de año era de $ 2754 millones para MinCyT, $ 10.263 millones para Conicet y $ 1890 millones para CONAE. Mediante la Decisión Administrativa 543/2017 de julio pasado el Gobierno sumó $ 1101 millones para el MinCyT y $ 558 millones para CONAE.
Cuando el Ministro habla de un 40% de aumento se refiere a la diferencia entre el presupuesto aprobado y el actual sólo del MinCyT ($ 2754 millones contra $ 3854 millones). Pero si se compara el devengado en 2016 con el actual la variación es de sólo el 10,5%, muy por debajo de la inflación.
En cambio los montos que refiere Aguado incluyen el presupuesto del MinCyT, el Conicet y la CONAE. Los $ 14.000 millones no es el presupuesto con lo que empezaron el año, sino la propuesta del Ejecutivo, dado que al inicio del año ya estaba aprobado el presupuesto que incluía los 950 millones antes mencionados. Los $ 1660 millones incorporados a los presupuestos de los tres organismos significan sólo un 11,1% de incremento en relación con lo aprobado.
Todo lo dicho se refiere sólo a lo relacionado directamente al MinCyT. La función Ciencia y Técnica (FCyT) del Presupuesto incluye además de lo anterior otros organismos como CNEA, INTA, INTI, ANLIS, Segemar, Fundación Miguel Lillo, IGN, INA, otros organismos no descentralizados y la asignación a subsidios y becas de las Universidades Nacionales. La FCyT representó el 1,53% del presupuesto aprobado para el año 2016 pero solamente el 1,27% del devengado el año pasado. La propuesta del Ejecutivo para la FCyT del año 2017 era del 1,34% del presupuesto total, incluyendo fuertes recortes en la mayoría de las instituciones. La FCyT aprobada por el Congreso fue del 1,40% del total, y no sufrió cambios significativos. Esto quiere decir que en relación la porción asignada a CyT ha bajado en la actual gestión, tanto en relación con el gasto total del Estado nacional como en términos absolutos si te tienen en cuenta actualizaciones por inflación.
El impacto ha sido diverso en cada institución en función de sus particularidades. En el Conicet se ha limitado la incorporación de científicos y en otros entes se han suspendido o demorado programas. En este contexto el proyecto de Ley antes mencionado, que pasa a la Cámara de Diputados, donde también estaban en tratamiento proyectos similares, tiende a detener este deterioro y a fijar un horizonte de incremento de recursos a futuro. Los procesos en educación y ciencia se construyen durante décadas y se pueden destruir en meses. Por eso es necesario dar certezas, en especial a los jóvenes científicos, de que el país que les ha financiado su formación tiene un proyecto de desarrollo que los necesita.