Si bien el de las marcas de lujo es un negocio enfocado en vender a cerca de 500.000 hogares de alto poder adquisitivo, las restricciones para importar hacen que sean cada vez menos las que sobrevivan a la presión del Gobierno. La retirada comenzó en 2010 con la italiana Emporio Armani. Un año más tarde la siguieron la francesa Yves Saint Laurent, Escada y Polo Ralph Laurent. En 2012, se sumaron el grupo francés Louis Vuitton y la marca de ropa interior norteamericana Calvin Klein. Y un año después, el fabricante de relojes y joyas Cartier y la italiana Fendi.

Ayer, se conoció que otro importante referente del mundo del lujo seguirá el mismo camino y por las mismas razones. Se trata de Carolina Herrera, que cierra su única tienda del país ubicada en el Patio Bullrich, uno de los shoppings más exclusivos de la Capital Federal.

La tienda había sido inaugurada en 2009 por la propia diseñadora venezolana radicada en Estados Unidos, quien visitó Buenos Aires para anunciar su desembarco en el negocio de la moda top argentina y asegurar que llegaba para proponer su estilo "a una mujer que quiere verse bien, que quiere verse como verdadera mujer y no estar disfrazada". En ese momento, admitió que cada vez que realizaba un viaje por la región "tenía a Buenos Aires en mente, hecho que finalmente concretó en junio de 2009”.

Ayer, el sitio especializado Dbiz anticipó la información. Y desde España, donde tiene base el control de las actividades de la marca para América latina, confirmaron a El Cronista, el cierre del local. Rosana Agrelo, responsable de CH Carolina Herrera para la región, reconoció el deseo de la firma de volver a Buenos Aires, pero explicó que "se ha visto obligada a cerrar su tienda de Patio Bullrich, debido a que la actual coyuntura en el país hace imposible mantener el nivel de variedad y actualización de producto requerida para estar a la altura de nuestra marca y clientes".

Dicho en otras palabras, el local no puede ofrecer a sus consumidores habituales la mayoría de sus creaciones por las restricciones impuestas por el Gobierno al ingreso de productos del exterior. De hecho, ya en 2009 la inauguración de la tienda estuvo demorada durante varios meses debido a los trámites de importación de los artículos. Hasta la semana pasada, vendía indumentaria femenina y masculina, y tenía previsto sumar una línea para niños que nunca logró ingresar al país. Sumaba también bolsos, zapatos, marroquinería, joyas, mantas de viaje, antifaces de seda o guantes para conducir.

La tienda de Patio Bullrich era una de las 72 boutiques que CH opera en el mundo, de las cuales 13 se encuentran en España, una en Londres, 10 en Estados Unidos y otras 10 en el Medio Oriente. La diseñadora venezolana había abierto su primera tienda en 2000, en Nueva York, en Madison Avenue.

En Argentina, su llegada fue todo un acontecimiento. De hecho, en septiembre de 2011 organizó su primer desfile en el país, en el Hipódromo de Palermo, con un evento que reunió a las figuras más relevantes de la moda nacional. Es que Carolina Herrera es considerada una de las mujeres más elegantes del mundo. Con su salida, ya son más de una docena las etiquetas de lujo que abandonaron el mercado en los últimos cuatro años, víctimas de las políticas oficiales que restringen cada vez más la presencia de etiquetas de lujo.

Precisamente, también Kenzo, propiedad del grupo francés Louis Vuitton Moëtt Hennessy (LVMH), dejó vacío su establecimiento en el Patio Bullrich de Recoleta, por los mismos motivos. Incluso esa zona porteña es la que más ha sufrido el éxodo de marcas exclusivas por la imposibilidad de seguir ofreciendo un adecuado stock de productos a sus clientes al no poder sortear las trabas para importar que impone el Gobierno. Ya se fueron Louis Vuitton; Polo Ralph Lauren; Emporio Armani; Yves Saint Laurent (YSL); Escada y Cartier.