Pampa Energía, firme en Vaca Muerta con una inversión de u$s 1500 millones

La compañía desembarcó recientemente en el negocio del crudo. Usará el desembolso para desarrollar Rincón de Aranda, un campo virgen en plena cuenca neuquina

Pampa Energía, uno de los principales grupos energéticos de la Argentina, ingresó el año pasado en un negocio impensado para la compañía. En agosto de 2024 finalmente entró de lleno en shale oil, con un ambicioso proyecto en Vaca Muerta.

Si bien Pampa tiene más de 1250 MW en generación eléctrica y un rol protagónico en la producción de gas no convencional, la compañía busca ahora posicionarse también como un jugador relevante en el mercado del petróleo.


El bloque elegido fue Rincón de Aranda, un yacimiento en la cuenca neuquina que hasta ahora no tenía desarrollo industrial. A fines de 2023, Pampa se hizo con el 100% de la participación del área tras un acuerdo con la francesa TotalEnergies. Apenas finalizado el canje, en agosto de 2024, la empresa inició las tareas de perforación, que rápidamente entraron en producción. En solo dos meses, ya operaban dos equipos en simultáneo.

"Este es el primer proyecto en el que Pampa produce petróleo. Es todo un hito para la compañía", destacó Esteban Falcigno, gerente de coordinación e infraestructura para la dirección de E&P de Pampa. A la fecha, el ejecutivo develó que la compañía ya trabajó en 35 pozos, lo que refleja una estrategia "agresiva" y una apuesta decidida a maximizar la productividad del bloque.

Rendimiento destacado

El primer pad -un conjunto de cuatro pozos- entró en operación en abril, reveló el ejecutivo. Con tramos verticales de hasta 2800 metros y ramas laterales de 2500 metros con 50 etapas de fractura por pozo, el arranque del yacimiento superó las expectativas. "El primer pozo alcanzó una producción inicial de 7200 barriles por día, un rendimiento destacado frente a los estándares regionales", dijo.

Sin embargo, aseguró que la novedad no es solo la entrada en producción, sino también el desarrollo de la infraestructura. "Era un campo prácticamente virgen. No había caminos ni instalaciones", explicó Falcigno. Desde cero, la compañía desarrolló obras civiles, montó una planta de tratamiento temporaria con capacidad para 20.000 barriles diarios y definió la traza de los ductos necesarios para evacuar el crudo y el gas.

En ese sentido, Pampa ya inició la construcción de un oleoducto y un gasoducto, que vincularán Rincón de Aranda con el sistema de midstream. Si bien el tendido aún está en etapas iniciales, se espera que esté operativo antes de fin de año.

El proyecto demandará una inversión de u$s 800 millones en 2025, que se suman a los desembolsos ya realizados, con el objetivo de alcanzar un total de u$s 1500 millones en dos años. De ese monto, una parte se destina a infraestructura, pero la mayor porción está enfocada en la perforación de nuevos pozos.

"El objetivo es llevar el bloque a su máximo potencial hacia fines de 2026", señaló Falcigno. La estrategia de Pampa combina el conocimiento adquirido en el desarrollo de gas en áreas vecinas con una mirada de largo plazo centrada en el crecimiento orgánico de su portafolio energético. Así, la compañía avanza en la diversificación de sus negocios y reafirma su compromiso con el desarrollo de Vaca Muerta, uno de los activos estratégicos más importantes del país y una fuente clave de divisas, empleo e innovación tecnológica.

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