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La tecnología puede ser una herramienta poderosa de inclusión, pero su impacto depende de un entorno que la potencie. Empresas y universidades coinciden en que el talento, sobre todo en la Argentina, existe, incluso donde el mercado no lo ve. Sin embargo, destacan que el Estado tiene un rol clave para garantizar que esas oportunidades se transformen en carreras reales y desarrollo industrial.
"Hicimos un modelo de negocio rentable que también podría llamarse inclusivo. Expandimos la frontera del talento. Identificar talento donde el mercado no mira tiene un potencial enorme", dijo Paula Cardenau, cofundadora y directora de Arbusta. Para ella, este enfoque permite "activar ese potencial y generar un desarrollo dentro de la industria digital. Hoy, ese talento que trabaja en Arbusta es uno de nuestros principales activos".
Arbusta se enfoca en jóvenes de la generación Z que no siempre tienen acceso a estudios universitarios pero sí a trabajos en la industria digital. "Los talentos tal vez no terminaron la universidad y no son ingenieros, pero pueden empezar una carrera dentro del mundo digital con su primera experiencia de trabajo", añadió Cardenau.
Para ella, "la tecnología es una gran democratizadora. Tal vez lo que hace 10 años era impensable, como trabajar en tecnología sin haber ido a la universidad, nosotros lo logramos". Además, destacó que "nuestra cultura está orientada al aprendizaje de todos. Esto se ve en el liderazgo, en los procesos y en las herramientas que generamos. Las empresas tienen un rol importantísimo a la hora de formar habilidades para el mercado. Aprendemos trabajando".
Más educación
Desde la academia, Lucas Arias, desarrollador comercial y vinculación institucional del Grupo de IA y Robótica (GIAR) de la UTN, coincidió en que la tecnología necesita un marco más amplio. "Es evidente que la Argentina no está en las mejores condiciones. La educación, tanto básica como secundaria o terciaria, está cada vez más floja, hay más deserción, muchos ni siquiera terminan el secundario. De aquellos que llegan, hay muchísimo talento, pero la ciencia y la tecnología están desfinanciadas", explicó.
Arias subrayó la importancia de la articulación entre Estado, academia e industria: "Cuando hablamos del Estado y de regulaciones, hay un sesgo que lleva a pensar en barreras. No obstante, este brinda ordenamiento. Si no se regula, no hay forma de incorporarla al mundo ni al Estado. Muchas regulaciones son incentivos, alivios fiscales, planes de incubación, de aceleración. Para la ciencia y la tecnología es importante tener un Estado proteccionista. Es lo que corresponde".













