La apertura de importaciones impulsada por Javier Milei cambió el panorama para muchos empresarios que, hasta hace poco, chocaban con trabas burocráticas y cupos que frenaban el ingreso de productos del exterior. Durante el gobierno de Alberto Fernández, las compras al extranjero estaban prácticamente paralizadas por la crisis económica y las regulaciones vigentes. Pero, aun así, Facundo Mendizábal, presidente y dueño de Grupo Mendizábal, encontró la manera de traer marcas al país cuando, para la mayoría, era imposible.
Introdujo la marca Stanley en la Argentina, que, si bien estaba presente desde 2012, cuyos termos protagonizaron un boom de ventas durante la pandemia. Ahora, ya a un lustro de esa explosión, el emprendedor asegura que "las oportunidades son enormes, especialmente, para los empresarios locales". En lo que va del año, su empresa lleva invertidos u$s 1,5 millones y prevé cerrar 2025 con 11 locales: inauguró uno la semana pasada, en Alto Palermo, tras expandir la tienda que tiene en Nordelta. "Prefiero un país en el que estemos hablando de competitividad", asegura, al tiempo que anticipa, para 2026, la llegada de una nueva marca, con la que expandirá su presencia en productos de salud y cuidado personal.
-¿Cómo llegó Grupo Mendizábal a este 2025 en términos de crecimiento y proyección
Llegamos a este año en un contexto de incertidumbre y cambios de escenario. Estamos atravesando una transformación importante a nivel político y en las reglas de juego. Nuestra organización es muy flexible y eso nos permite adaptarnos a realidades que no elegimos, pero que el contexto nos impone. Trabajamos para mantener esa flexibilidad y para detectar con rapidez las tendencias. Esto es clave para cualquier empresario en la Argentina: tener la capacidad de percibir lo que ocurre a nivel global, local y dentro de la propia compañía.
-¿Cómo está impactando el freno de la inflación en la estrategia de precios y en el lanzamiento de nuevas marcas?
-La baja o el control de la inflación es muy positivo para la Argentina, para nuestros consumidores y para la economía en general. Prefiero un país en el que estemos hablando de competitividad y de una agenda distinta. Hoy, podemos planificar y abrir nuevas tiendas con la seguridad de que tendremos producto, algo que antes, con las restricciones a las importaciones, no era posible. Las problemáticas ahora son otras: precios, márgenes y cómo lograr que el consumidor nos elija frente a una mayor cantidad de opciones. Y va a haber más opciones. La pregunta es cómo competimos con el resto.
-Dentro de este panorama positivo, ¿qué ve para los próximos años?
Sí, creo que la palabra es "esperanzador". Lo veo positivo, aunque hay aspectos que todavía deben ajustarse. Si bien existen ajustes y péndulos que corregir, la tendencia es la correcta. El norte es claro: un país más integrado al mundo, tanto con los países de la región como con los de Occidente. Con libre comercio, fomento de la capitalización, retorno de inversión -algo sobre lo que ahora se puede volver a hablar- y con empresarios vistos como generadores de empleo y riqueza. Todo esto, dentro de un escenario de orden, donde se paguen impuestos en un marco equiparable al de otros países de la región, evitando que la Argentina siga desconectada del mundo.
-¿En qué se debería profundizar más?
-Hay cuestiones que pueden darse más rápido que otras. Algunas ya muestran un movimiento ágil, mientras que otras avanzan de forma más lenta, generando crisis en determinados sectores y desigualdades en la capacidad de competir. La función del Gobierno debe ser garantizar que la cancha esté pareja para todos. Que, con las mismas reglas -cantidad de impuestos, condiciones impositivas y laborales-, cada empresa pueda enfocarse en agregar valor a su negocio. El éxito empresarial surge de ese aporte, con un Gobierno que no interfiera en la operatoria, sino que se concentre en la seguridad y en marcos institucionales sólidos. Todavía, falta construir esa estabilidad institucional que permita a los empresarios proyectar a largo plazo.
-¿Por qué?
-Para un empresario, la previsibilidad es clave. En la Argentina, se trabaja con horizontes cortos, lo que dificulta grandes inversiones o proyectos de recuperación prolongada. En los países estables, ciertas políticas se mantienen más allá de los gobiernos. Si se logran consensuar esos pilares, las empresas van a poder crecer y recuperar peso en el comercio regional. El país tiene condiciones para ser un actor global relevante pero su economía se comporta como si hubiera atravesado una guerra, sin haberla vivido.
Por eso, creo que las oportunidades son enormes, especialmente, para los empresarios locales. Somos nosotros quienes debemos dar ese primer paso de confianza. Después, las multinacionales volverán. Hoy, muchas están en un momento de contracción y varias se retiraron o se están retirando. Pero un cambio sostenido en el rumbo podría revertir esa tendencia.
"Prefiero un país en el que estemos hablando de competitividad y de una agenda distinta. Hoy, podemos planificar y abrir nuevas tiendas con la seguridad de que tendremos producto, algo que antes, con las restricciones a las importaciones, no era posible".
-¿Cómo ve que las multinacionales se estén yendo del país?
Es una situación que responde a decisiones tomadas hace tiempo y no a coyunturas inmediatas. Las multinacionales no toman definiciones de este tipo en un plazo de tres meses ni en función de una elección puntual. Después de octubre, no habrá cambios inmediatos por ese motivo porque su lógica no depende del calendario electoral. Creo que, hoy, las compañías internacionales están atravesando crisis importantes y, en muchos casos, retraen su actividad para concentrarse en los mercados que consideran más relevantes o estratégicos. En los mercados más complejos, que no conocen tan bien, tienden a delegar la operación en jugadores locales. Esto no significa que se vayan por completo, sino que buscan un esquema mixto con socios o representantes nacionales.
-¿Qué representa eso para el empresario local?
-Este contexto es un desafío y, al mismo tiempo, una oportunidad para los empresarios locales, ya que implica asumir riesgos, invertir más en el país y reinvertir las ganancias. Si el resultado es bueno, habrá beneficios y, si no, el costo lo asume el propio empresario. Hoy, es un momento clave para generar oportunidades. Muchas corporaciones globales están en contracción y concentradas en sus mercados prioritarios, lo que en la Argentina abre espacio para que actores locales tomen un rol más fuerte. Esto ya pasó antes y puede volver a revertirse en 10 o 20 años, que es el horizonte con el que estas empresas planifican.
-¿Cómo impacta el dólar actual en la planificación de importaciones?
-Hoy, el escenario es más previsible y el Gobierno está avanzando hacia un tipo de cambio más libre. Actualmente, ya existe libertad para las personas y el próximo paso es que, también, se extienda a las compañías, que les permitirá acceder sin restricciones al tipo de cambio. Estos avances son necesarios para que la economía se dinamice. Las importaciones ya no dependen de la intervención del Estado sino del mercado y de la respuesta del consumidor. Debemos acostumbrarnos a esa dinámica. Incluso, a que el dólar baje, cuando estamos habituados a lo contrario.
-¿Qué criterios utiliza para seleccionar qué marcas traer a la Argentina?
-Primero, está la comodidad de vender el producto. Es algo muy interno, una sensación que nace de preguntarse si realmente nos sentimos bien ofreciéndolo. Después, viene la evaluación del espacio en el mercado, la competencia, el valor agregado y la demanda potencial, que, a veces, no se manifiesta porque el consumidor no conoce la marca o porque no le interesa. Sin embargo, lo más importante y esencial sigue siendo esa comodidad y convicción personal al momento de decidir.
-¿Cuáles son los próximos pasos que dará el grupo?
-En 2026, lanzaremos una marca vinculada a productos de salud y cuidado diario en el hogar. Es un tipo de producto que nos entusiasma porque sentimos que aporta a la sociedad y responde a la misma lógica que nos llevó a trabajar en el vínculo madre-hijo con Avent y, luego, a jerarquizar el ritual del mate con Stanley.
-Su empresa está atenta a las tendencias, como la nueva colección de Messi o la yerbera. ¿Qué otras novedades se vienen?
-No puedo anticipar mucho; son sorpresas. Pero sí seguimos con productos adaptados localmente. Messi es una figura global y, para la Argentina, desarrollamos ediciones especiales. Lo que sí puedo asegurar es que no será el último lanzamiento vinculado a él. Se vienen cosas nuevas.
-¿Cómo fue la recepción de esta última colección de Messi?
-Muy positiva. Messi ya tenía un vínculo personal con Stanley, lo que facilitó el acuerdo global. Cuidamos la distribución y la experiencia de compra para preservar la imagen de la marca. Este lanzamiento se presentó en nuestras tiendas físicas y online, y estamos expandiendo puntos de venta.
"Las problemáticas ahora son otras: precios, márgenes y cómo lograr que el consumidor nos elija frente a una mayor cantidad de opciones. Y va a haber más opciones. La pregunta es cómo competimos con el resto".
-Si la situación se estabiliza, ¿ve planes de expansión a futuro?
-Sí, siempre está en nuestro ADN expandirnos. Además de la Argentina, trabajamos en América Central y el Caribe con la representación de Stanley. Tenemos planes para crecer en el interior del país y abrir nuevas tiendas. Este año, invertimos u$s 1,5 millones en locales. Actualmente, estamos abriendo en Alto Palermo y vamos a terminar el año con 11 tiendas.
Hace cinco años éramos una empresa orientada al business to business y ahora somos business to consumer. La dinámica y las respuestas que se deben dar al consumidor son muy distintas. Antes, el ecommerce estaba tercerizado y, ahora, lo gestionamos internamente, con entregas en el día. Todos los años, este canal viene creciendo, aunque en el mundo su peso es mucho mayor que en la Argentina, donde todavía estamos retrasados en venta online.
En 2023, éramos 45 personas y, desde entonces, crecimos un 122% en cantidad de empleados. En ese mismo período, también incorporamos Edding a la compañía. Hoy, somos más de 100 personas y, con la apertura de tres nuevas tiendas antes de fin de año, sumaremos 15 integrantes más al equipo. Abriremos una tienda en Almirante Brown y dos en Unicenter.
-En términos de inversión extranjera, ¿el país ofrece condiciones para atraer nuevas marcas?
-Sí, aunque no cualquier producto funciona. Es necesario adaptarlo a la demanda local y evaluar los riesgos. El éxito depende de encontrar esa conexión especial con el consumidor, y no siempre es fácil lograrlo. Por suerte, lo logramos.













