Continuando con los encuentros que se inauguraron en diciembre, las autoridades de las terminales radicadas en la Argentina se volvieron a reunir con el Gobierno para discutir opciones frente a una posible caída del mercado local y por el tema que más preocupa: que Brasil no logre el tan ansiado despegue.


Ayer por la tarde, las 11 compañías que conforman la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) entraron a la Casa Rosada para reunirse con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich y la ministra de Industria, Débora Giorgi. El encuentro fue una reunión de trabajo que significó la continuidad de las conversaciones de diciembre pasado, justo antes de las fiestas, explicó una fuente del sector privado a El Cronista.


La particularidad que tuvo la reunión no fue sólo que se realizó en la Casa Rosada y no en el Ministerio de Industria, sino que durante todo el encuentro que fue el último de una seguidilla que arrancó con los fabricantes de motos y siguió con la Copal casi no se desarrollaron temas de la coyuntura del sector.


En diciembre, la preocupación era el impuesto, ahora es más a mediano plazo, con foco en temas estratégicos como el incremento de las exportaciones, la diversificación de los mercados y una mayor integración de autopartes locales, explicó otra fuente del sector privado que también participó del encuentro.


La preocupación de las empresas y del Gobierno es que el principal comprador de automóviles fabricados en el país como es Brasil, que se lleva el 80% de las exportaciones, no despegue y siga mostrándose bastante planchado.


Hay que diversificar, pero el problema es la falta de competitividad con los costos locales, se quejaron desde una de las automotrices que participaron del encuentro.


Antes de las fiestas de fin de año, cuando se dio comienzo a esta serie de reuniones, los empresarios ya habían hablado de los costos pero de manera elíptica. En ese momento, los presidentes de las fábricas aprovecharon para hablar, solapadamente, del tipo de cambio al afirmar que se busca cortar la dependencia con Brasil pero ahora no podemos venderle a nadie más por los problemas de competitividad.


Pero mientras Capitanich y Giorgi buscan desarrollar una agenda de mediano y largo plazo, algo que los empresarios también creen necesario, los problemas coyunturales siguen sin resolverse. No se habló de nada de coyuntura, ni del impuesto, ni de las declaraciones juradas anticipadas, ni de la situación de Zárate, explicaron. Esto ocurrió a pesar de que en el encuentro anterior Capitanich y el ministro de Economía, Axel Kicillof, les habían adelantado que estudiarán un reordenamiento mayor frente a los reclamos sobre las importaciones. Este retraso hace que haya más de 40.000 vehículos varados en el puerto y la situación no sólo no mejora sino que empeora, ya que muchos trabajadores de la Aduana fueron movilizados a los puentes que unen a la Argentina con Uruguay para controlar el movimiento de turistas.