

Fernando Guedes tomó el mando del Grupo Sogrape en enero pasado y tiene a la Argentina entre sus objetivos.
La compañía, uno de los conglomerados vitivinícolas más fuertes del mundo, maneja en el país la bodega Finca Flichman desde 1998 cuando se la compraron a la familia Werthein, y ahora se encuentran en medio de llevar a cabo la idea de hacer crecer la marca, en un contexto poco favorable.
¿Cómo se encuentra hoy el negocio?
En términos globales bien. Tenemos operaciones no sólo en la Argentina sino también en Portugal, donde está nuestra casa matriz, además de Chile, Nueva Zelanda y España. Tenemos una posición global y el año pasado fue muy bueno, algo que esperamos repetir en 2015.
¿Y en la Argentina cuál es la situación?
Al ser una empresa familiar nuestros proyectos son de largo plazo; no somos inversores financieros en busca de una ganancia en el corto plazo. El sector vitivinícola en general tiene esta perspectiva. La Argentina siempre tuvo sus ciclos; ya los vimos buenos y menos buenos, y en estos días vemos uno no tan bueno. Hay un retraso cambiario que nos afecta la rentabilidad, pero esperamos que sean sólo ciclos, y que pronto llegue uno positivo.
¿Preocupan estos factores?
El tema cambiario afecta nuestra competitividad en el exterior, mientras que la inflación achica los márgenes. Esto se puede sobrellevar dos o tres años, pero luego se hace muy difícil. Conjugados, estos dos factores afectan mucho la situación financiera de la compañía.
¿Es complejo soportar este "ciclo no tan bueno"?
El 65% de nuestra actividad es exportadora y el 35% va al mercado interno. La cuestión macro nos complica y estamos aguantando este momento como podemos, pero estamos tranquilos. Seguramente vendrán tiempos mejores que nos lleven a invertir en un futuro más fuertemente en el país.
¿Qué es lo que espera del próximo Gobierno? ¿Es un tema al que está atento?
No me siento tan metido en la política local, pero lo que me preocupa es que se creen condiciones económicas para que proyectos como el nuestro, de inversión extranjera, y sobre todo exportadora, tenga mejores condiciones.
En este contexto, ¿tienen previstas inversiones?
En cuanto al capital fijo estamos bien. Si las ventas aumentan desde ya deberemos volver a invertir, pero será en un futuro. También haremos foco en reforzar la marca, pero para eso también dependemos de lo macro.
¿Y más allá de la marca buscan alguna adquisición?
Hoy nuestros activos están acordes a nuestro nivel de actividad. No hace falta invertir por ahora en viñedos o bodegas, por ejemplo. Nuestro desarrollo es mixto. Crecemos por cuenta propia pero también lo hicimos por adquisición, como fue el caso de Finca Flichman. Hoy no tenemos planes de hacer compras.
El mercado avanza hacia la concentración de las marcas
Es algo que se da a nivel mundial, pero no miramos nada en este sentido.
¿Y nunca pensaron en vender?
Nunca lo pensamos; no es parte de nuestra filosofía. No recuerdo que Sogrape haya vendido alguna marca.
¿Cuál es la franja de vinos que más se consume en la Argentina?
Los que van entre los $ 50 y $ 70 son hoy los más competitivo. La franja de vinos de menor valor se achica. A nivel mundial, y en la Argentina también se comienza a ver, la tendencia es consumir tal vez menos cantidad, pero de mejor calidad.
¿Qué nivel de producción tienen hoy en el país?
Producimos 8,5 millones de botellas al año. La idea es crecer, pero no nos obsesiona ser grandes. Queremos crecer bien, y no crecer por crecer.
¿Ese crecimiento se dará por el mercado externo o por el local?
En ambos. Nuestra idea es que la compañía se haga fuerte en los dos segmentos. En exportación sabemos que se puede crecer muchísimo, pero el local tiene mucho potencial.
¿Cuál es hoy el nivel de facturación de la compañía?
En 2014 alcanzamos los 200 millones de euros y la Argentina representa el 8% del total de la facturación, con 16,5 millones de euros. Para este año se crecerá un 3% en términos globales. Aquí, en pesos crecemos 13%, pero cuando la convertimos tenemos balance negativo.














