

El grupo de moda y lujo LVMH superó la valuación de u$s 500.000 millones y se convirtió en la primera empresa europea en alcanzar ese hito, gracias al auge de las ventas de artículos de lujo en China y al fortalecimiento del euro. El logro se produce menos de dos semanas después de que LVMH se uniera a las filas de las 10 mayores empresas del mundo, impulsada por un aumento de las ventas en el primer trimestre. Su rival Hermès International publicó posteriormente sus propias cifras, que refuerzan la opinión de que la reapertura de China tras el cierre por pandemia está impulsando el crecimiento en todo el sector.
El aumento del valor de la empresa incrementó el patrimonio de la persona más rica del mundo, Bernard Arnault, que convirtió LVMH en una potencia mundial mediante una serie de adquisiciones. Su fortuna asciende a casi u$s 212.000 millones.
"Los valores de lujo encarnan lo que el mercado de renta variable tiene mejor que ofrecer en estos momentos: exposición al consumo chino, que sigue sorprendiendo al alza, y márgenes sólidos gracias a su poder de fijación de precios. Esto diferencia al lujo de la tecnología, cuyos márgenes llevan ya varios trimestres contrayéndose", afirmó Lilia Peytavin, estratega de carteras europeas de Goldman Sachs en París, en declaraciones a la agencia Bloomberg.
La demanda de los productos de LVMH, como los bolsos Louis Vuitton, el champagne Moët & Chandon y los vestidos de Christian Dior, se ha mantenido a pesar de que la inflación y la subida de los tipos de interés han amenazado con sumir al mundo en una recesión.

LVMH advirtió este mes de que se está produciendo una ralentización del crecimiento en EE.UU., que afecta especialmente a la demanda de coñac y artículos de cuero, y algunos inversores temen que el valor se vea inevitablemente afectado si se agrava la desaceleración económica.
Décadas de recorrido
Arnault, presidente y CEO de LVMH, hizo su incursión en el lujo en 1984, al hacerse con Boussac Saint-Frères, el grupo textil en quiebra que poseía una joya: Christian Dior. Tras escindir la mayor parte de los demás negocios de la empresa, aprovechó la ganancia inesperada para comprar una participación mayoritaria en LVMH, cuyas dos empresas principales, Louis Vuitton y Moët Hennessy, se habían fusionado en 1987.
Durante las tres décadas siguientes, y a través de docenas de adquisiciones, convirtió LVMH en un gigante del lujo que vendía de todo, desde bebidas alcohólicas a artículos de cuero y joyas, en más de 5600 tiendas en todo el mundo. No tardó en darse cuenta de que China se convertiría en un mercado clave, abriendo la primera tienda Louis Vuitton en Pekín en 1992.

Arnault, de 74 años, y su familia poseen el 48% del capital social de LVMH, y ha sentado las bases para mantener la empresa bajo control familiar durante décadas.
El conglomerado, con sus 75 marcas que van desde Dom Perignon a Givenchy y Tiffany & Co., se convirtió en un campo de entrenamiento para diseñadores ambiciosos que buscaban hacerse un nombre: Marc Jacobs y el difunto Virgil Abloh en Louis Vuitton, Raf Simons en Christian Dior y Phoebe Philo en Celine. Todos infundieron a las marcas una novedad que las mantuvo relevantes para los consumidores jóvenes.












