El coaching se consolidó en los últimos años como una herramienta clave para el desarrollo personal y profesional, pero hoy enfrenta su mayor desafío: la proliferación de ‘coaches' poco capacitados pone en duda su efectividad y credibilidad. Expertos advierten que, aunque la metodología puede generar cambios significativos, su éxito depende de la preparación del profesional y de la disposición del participante.

Herno Gómez, cofundador de Consultora Trabaja Mejor y socio creativo de Agencia Targo, señaló que el coaching busca guiar a las personas de un estado a otro, generando espacios seguros para reflexionar y aprender. "Hay que visibilizar, depositar en el espacio de cocheo para que sea seguro y cuidado. También implica comunicar de manera que, ante una mala noticia, la persona no perciba mala intención, aunque eso pueda generar repercusiones", explicó.


Ricardo Conde, gerente de área RRHH de Química Montpellier, coincidió en que la disposición del participante es clave. "Hace 35 años que existe como herramienta, pero no termina de consolidarse. Hay mucho coach bueno y mucho que no sirve. Lo más importante es que la persona que recibe el coaching reconozca su necesidad y sea permeable a recibir ayuda. De otra manera, ningún tratamiento funciona", sostuvo.

Conde agregó que las empresas aplican el coaching según los "dolores" que detectan, como problemas de comunicación o liderazgo en distintas áreas, detectables mediante encuestas de clima o gestión de campo. En ese sentido, el desafío actual del coaching es combinar preparación profesional con la voluntad de quienes participan, para que la metodología cumpla realmente su propósito.