De lavarropas a créditos, cómo la inteligencia artificial decide más cosas en nuestra vida

Desde traductores online, a "chatbots" que responden consultas por mail o por teléfono, pasando por asistentes virtuales que clasifican curriculums o analizan el perfil de riesgo para otorgar un crédito; vehículos autónomos, lavarropas que se autoprograman y sistemas de refrigeración e iluminación que se regulan sin intervención humana, la inteligencia artificial dejó de ser ciencia ficción y se instaló en el día a día

Cada vez que hacemos una búsqueda en internet, consultamos un mapa online o usamos un aplicativo para pedir comida por delivery, interactuamos con sistemas de inteligencia artificial (IA) sin advertirlo. Estos programas expertos procesan grandes cantidades de información y resuelven cuestiones en forma automática en cuestión de segundos. Muchos de ellos incluyen además, "machine learning", con lo que pueden aprender por si mismos y generar nuevas respuestas sin ser programados por personas. Estas tendencias se complementan con la llamada "internet de las cosas" (IOT por sus siglas en inglés), que consiste en la interconexión de los dispositivos, y el intercambio de datos en la web sin intervención humana.

Estos avances tecnológicos pueden parecer un sueño o una pesadilla, pero han dejado de ser ficción y se usan cada vez más en la vida cotidiana. Como simple ejemplo, Google utiliza IA para mejorar las búsquedas y ofrecerle a cada usuario aquello que necesita. Y gracias a la opción de "búsqueda por voz", ya ni siguiera hace falta tipear porque el sistema reconoce el lenguaje natural.

También el correo electrónico Gmail ofrece filtros personalizados para ordenar la casilla e incorpora avisos para dar seguimiento o responder mensajes. A la hora de almacenar imágenes, Google Fotos permite identificar lugares, personas y hasta emociones gracias a su sistema de reconocimiento fotográfico. Y aunque suene poco creíble, unos mil millones de videos subidos a Youtube fueron traducidos no por personas sino máquinas. En tanto, Google Maps no sólo permite ubicar direcciones, sino calcular el tiempo de traslado según el tipo de transporte y las condiciones del tránsito en tiempo real.

Si se trata de pedir un crédito, las llamadas Fintech utilizan algoritmos de inteligencia artificial para evaluar el perfil de riesgo de cada persona en segundos, algo que en un banco puede llevar semanas o meses de trámites. Y en cuestión de comparar ofertas o encontrar vuelos baratos, los asistentes de ventas con IA predicen los gustos y necesidades de los clientes en base a la información de búsquedas y compras previas.

"Hoy es difícil encontrar un área de actividad o una industria donde no se esté utilizando inteligencia artificial o robótica", señaló Marcelo De Vincenzi, decano de la Facultad de Tecnología Informática de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) y creador del primer equipo argentino de fútbol robótico. Desde electrodomésticos "inteligentes" como lavarropas fabricados en el país que "eligen" el programa de lavado según la cantidad de ropa, color y tipo de tejidos, hasta heladeras que monitorean el estado de los alimentos, regulan la cantidad de frío necesario y activan su reposición de vía comercio electrónico, hasta autos y camiones autónomos que se manejan sin chofer, robots para medicina, limpieza o agricultura de precisión.

En el agro, la firma San Miguel, principal exportador de cítricos de Argentina, utiliza un sistema de predicción para su cosecha basado en modelos matemáticos. En el sector de salud, la startup Cognitiva se unió a IBM y al laboratorio Novartis para desarrollar la herramienta Summarizer, que procesa y resume papers científicos para que los médicos estén actualizados. En comercio electrónico, la plataforma Nubimetrics permite crear ofertas personalizadas en base al comportamiento de los compradores online.

Aunque no lo creamos, las máquinas inteligentes llegaron para quedarse.

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