La ansiedad y el estrés suelen ser factores que no sólo dificultan la rutina diaria de los seres humanos sino también la posibilidad de contar con un buen descanso.
Los desencadenantes de estos contextos en ocasiones se vinculan a cuestiones más profundas, relacionadas a la salud mental, por lo que resulta de suma relevancia prestar atención a cualquier signo y consultar con distintos profesionales sobre cuál es el mejor tratamiento.
En este sentido, conciliar el sueño puede volverse una misión imposible si se tienen de forma constante pensamientos intrusivos. Se tratan de aquellos de los cuales no podemos desprendernos y aparecen de manera repentina.
Especialistas en psicología, como Lisa Strauss, han brindado una serie de estrategias que se recomiendan seguir para dejar de sobrepensar por las noches y dormir sin preocupaciones.
1. Utilizar un distractor para encontrar calma
La psicóloga clínica explicó que el cerebro humano no puede entretenerse con dos narrativas al mismo tiempo, por lo que encontrar una historia que despeje la mente puede servir para lidiar con los pensamientos intrusivos.
Ya sea escuchar un podcast, un audiolibro o algún programa radial, al que se acompaña con una luz tenue y/o relajante, el proceso para descansar se acelerará.
2. Cambiar el foco de atención
Si bien al momento de apoyar la cabeza en la almohada no existen distracciones suficientes para evitar los pensamientos intrusivos, se puede apostar a dejar volar la imaginación y crear diversas narrativas que ayuden a calmar el estrés.
En este punto, la especialista en trastornos del sueño asegura que pensar en las vacaciones que se tomarán en el verano, planificar un viaje con amigos o incluso organizar una fiesta son estrategias para dejar a un lado la negatividad.
3. Darle importancia a los sentimientos que se suelen ignorar
A pesar de encontrar distractores que durante la noche colaboren en el proceso de conciliar el sueño, se recomienda no ocultar los sentimientos que pueden invadir a cada uno.
Expresar durante el día qué es lo que aqueja a cada persona resulta un pedido de ayuda trascendental, a partir del cual se puede iniciar el proceso para hallar la solución al problema.