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Existen muchos mitos y prejuicios alrededor de las personas que se crían sin hermanos, es decir, de los hijos únicos. Las creencias populares giran en torno a que los hijos únicos son personas egoístas, mandones, con pocas habilidades sociales, celosos, mimados y malhumorados. Pero ahora, los científicos investigaron el tema y llegaron a una conclusión que sorprenderá a más de uno.

Las personas sin hermanos suelen tener mala fama, pero ahora la ciencia tiene su conclusión acerca del impacto que tiene en los niños el no tener hermanos.

¿Qué dice la ciencia sobre los hijos únicos?

Diversos estudios realizados en los últimos años están demostrando que las características que se asocian popularmente a los hijos únicos no necesariamente tienen un fundamento.

Si bien se cree que los niños que son hijos únicos pueden presentar un déficit en sus habilidades sociales -por haber tenido una crianza con menos lazos familiares- la ciencia respalda que no es así tras compararlo con aquellos niños que crecen junto a uno o varios hermanos. Así lo explicó Alice Goises, profesora asociada de Demografía del Centro de Estudios Longitudinales del University College de Londres.

"La evidencia, en general, no apoya la idea de que los niños que crecen como hijos únicos tienen una especie de déficit en sus habilidades sociales, comparados con los niños que crecen con hermanos", comentó la especialista a la BBC. Las investigaciones de la experta apuntan a que, en realidad, las variables que realmente tiene influencia fuerte en el desarrollo de la personalidad son otras; como la situación socioeconómica de la familia o la relación afectiva con los padres.

Las ventajas de los hijos únicos: ¿son más inteligentes?

Otro de los mitos que rodea a los hijos únicos son los relacionados con su desarrollo. Algunas personas creen que los hijos únicos son más inteligentes, pero nuevamente, las investigaciones muestran que el panorama es más complejo.

Los hijos únicos suelen destacar en la lingüística ya que, a diferencia de las familias con hermanos, el hijo único no sufre interrupciones por la presencia de otros niños durante la etapa de aprendizaje, algo muy importante para el desarrollo del cerebro durante los primeros 24-26 meses de vida.

Los datos también apuntan a que, como regla general, los hijos únicos son más organizados y tienen mejor control sobre su tiempo libre. La explicación parece estar relacionada con el tiempo que pasan en compañía de personas adultas, que los obligan a seguir rutinas o respetar horarios.