

El diluvio universal es una historia que aparece en los mitos de muchas culturas. En la mayoría de los casos, se presenta como un castigo divino que busca eliminar el caos del mundo.
El término se utiliza también para la narración de dicha catástrofe en el primer libro de la Biblia, conocido como Génesis. En este relato, Dios emite un juicio contra la humanidad y ordena a Noé construir un arca para la salvación de su familia y distintas especies de animales.
Más allá de su popularidad, no hay evidencia geológica que confirme su existencia. Sin embargo, existen pruebas que sugieren que sucedió un hecho similar en el pasado.

¿Existió realmente el "Gran diluvio"?
Hace 232 millones de años, nuestro planeta era geológicamente distinto. De hecho, existía un único supercontinente llamado Pangea.
La gran masa de Pangea bloqueaba la humedad del océano, creando un clima seco y árido en las regiones centrales. Por otro lado, las costas tenían un clima más templado y húmedo gracias a la influencia del océano.
Esta situación cambió radicalmente cuando las erupciones volcánicas comenzaron a ser más frecuentes en Wrangelia. Estas liberaron enormes cantidades de cenizas y gases, que rápidamente se trasladaron a la atmósfera.
De esta manera, aumentaron los niveles de dióxido de carbono, provocando un efecto invernadero masivo que elevó la temperatura a un rango de 3 a 10 grados celsius.
El calor extremo derivó en la evaporación acelerada de las aguas disponibles en el planeta, formando nubes continuas que descargaron lluvias torrenciales durante período de dos millones de años.

Pruebas que confirman la teoría del "Gran Diluvio"
En 1990, un equipo de geólogos británicos encontró pruebas de intensas lluviasen rocas del período Triásico.
Este evento, conocido como Evento Pluvial Carniano, se caracterizó por fuertes precipitaciones que duraron millones de años. A diferencia de un diluvio bíblico, que se asocia con un evento corto, este fue un proceso gradual.
¿Cuándo se detuvieron las lluvias intensas?
Las rocas, componentes fundamentales de la corteza terrestre, comenzaron a actuar como un gigantesco filtro natural. A través de un proceso lento pero inexorable, absorbieron gran parte del monóxido de carbono atmosférico, purificando el aire y estabilizando el clima.














