La revista The Economist lleva a su tapa un tema polémico: la prostitución y su venta en internet.

Según la publicación, internet hace que el negocio de la venta de sexo sea más fácil y seguro. Y cuestiona a los gobiernos que interfieren tratando de prohibirlo.

También pone en blanco sobre negro la discusión sobre quién ejerce y en qué condiciones la prostitución. “Algunas prostitutas de hecho sufren la trata de persona, la explotación o la violencia y sus abusadores deben terminar en la cárcel por esos crímenes. Pero para muchos otros, tanto hombres como mujeres, el trabajo sexual es sólo eso: un trabajo”, dice el artículo.

La revista señala que “nunca ha encontrado plausible que todas las prostitutas sean víctimas. Esa ficción es cada vez más difícil de sostener ya que gran parte de la compra y venta de sexo ocurre en internet. Sitios webs personales indican que las prostitutas pueden comercializar y construir sus propias marcas. Se comportan como freelancers en el mercado laboral. Lo que hace que este cambio en el mercado sexual se convierta en una industria de servicios como cualquier otra. Y lo más importante de todo es que internet hace que la prostitución sea más segura, algo que la ley nunca pudo lograr. Los proxenetas son menos propensos a ser abusivo si las prostitutas tienen una ruta alternativa en el mercado”.

Por eso, el artículo sostiene que “los gobiernos deben repensar sus políticas al respecto. La prohibición de la prostitución, ya sea parcial o total, fue un fracaso predecible. El negocio está migrando hacia Internet, les guste a gobiernos o no. Si tratan de entrometerse en el camino del cambio, van cometer errores y provocar daños. De hecho, el objetivo de poner fin al comercio sexual distrae a las autoridades de los auténticos horrores de la esclavitud moderna y la prostitución infantil. Los gobiernos deben centrarse en disuadir y sancionar estos crímenes y dejar a los adultos que desean comprar y vender sexo poder hacerlo online con seguridad y privacidad”, culmina.