

Rusia sufrió este jueves un fuerte golpe en su ofensiva en Ucrania con el incendio y posterior hundimiento del buque "Moskva", en el mar Negro. Kievatribuye al éxito del lanzamiento de sus misiles y Moscú a una explosión interna.
En tanto los dos países tuvieron un nuevo intercambio de prisioneros y Rusia denunció que fuerzas ucranianas bombardearon pueblos del lado ruso cerca de la frontera.
El Comité de Investigación ruso denunció que dos helicópteros ucranianos "equipados con armamento pesado" entraron en Rusia y llevaron a cabo "al menos seis disparos contra viviendas residenciales del pueblo de Klimovo", en la región de Briansk, con el saldo de siete heridos, entre ellos un bebé.
Pero Kiev atribuyó la denuncia a una maniobra de poner en marcha "ataques terroristas" en la región fronteriza para alimentar la "histeria antiucraniana".
El nuevo cruce siguió a uno anterior por la suerte del buque insignia ruso "Moskva", que la cartera de Defensa extranjera informó como incendiado y evacuado a partir de una explosión de municiones, que no afectó a su tripulación de más de 500 hombres.
Detalló luego que el fuego fue controlado y que el barco -que opera desde 1983- "mantiene su flotabilidad". Horas después, en otro comunicado, reveló que la nave se hundió "durante el remolque".
Del otro lado, las autoridades ucranianas afirmaron que el "Moskva" fue alcanzado por "misiles Neptune", lo que provocó "importantes daños en este buque ruso", según el gobernador de Odesa, Maxim Marchenko.
Mientras, el Parlamento ucraniano aprobó una resolución que califica de "genocidio" las acciones del ejército ruso en Ucrania, y pide a gobiernos parlamentos y organizaciones internacionales que hagan lo mismo.












