

El asalto de la policía de elite francesa a un departamento en el suburbio de París en la madrugada de ayer en busca del presunto ideólogo de los atentados de hace seis días, dejó un saldo de ocho detenidos y al menos dos muertos, una de ellas una joven que detonó su chaleco de explosivos en medio de la operación que se extendió por siete horas.
El escenario del terror se trasladó ayer a Saint-Denis, al norte de la capital francesa donde conviven ciudadanos de decenas de nacionalidades, ubicado cerca del Estadio de Francia, donde se jugará en junio la Eurocopa de Fútbol, y en cuyos alrededores actuó una de las células yihadistas con ataques suicidas el pasado viernes.
El fiscal Francois Molins aseguró que entre los detenidos no figuraba Abdelhamid Abaaoud, que según las autoridades luchó en Siria junto a Estados Islámico y a quien señalan como el cerebro de los atentados, ni Salah Abdeslam, sospechoso de haber participado y sobre quien pesa una orden de arresto internacional. Aunque no brindó la identidad de los fallecidos ni desestimó que pudiera haber más muertos porque el edificio corría riesgo de derrumbe, lo que complicaba la trabajo de los investigadores. Cinco policías resultaron heridos en medio del intenso tiroteo.
"Un nuevo equipo de terroristas fue neutralizado y todo permite pensar que este comando podía pasar al acto" para cometer un atentado, señaló Molins, quien explicó que los yihadistas que perpetraron los ataques se comunicaron entre sí por SMS. Cerca de Bataclan, la sala de conciertos donde perdieron la vida 89 personas, se encontró un celular con el mensaje Vamos, empezamos, lo que reforzaría la hipótesis de que utilizaron ese canal.
El gobierno francés presentó ayer el pedido formal ante el Parlamento para extender a tres meses el estado de emergencia, lo que facilita los registros policiales y las detenciones sin orden judicial. Desde el trágico 13 de noviembre, la policía francesa registró 414 viviendas, detuvo provisoriamente a 64 personas y fueron requisadas 34 armas, según un balance presentado por el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve.
El presidente Francois Hollande habló ayer con el secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para pedir medidas adicionales en la lucha contra las milicias de EI, a las que se atribuye la matanza en París. En otro frente, Rusia y la alianza que encabeza Estados Unidos intensificaron por separado sus ataques contra posiciones de los yihadistas. La aviación rusa centró sus bombardeos en las columnas con camiones cisternas que suministran petróleo a EI entre Siria e Irak, destruyendo casi medio millar, informó el jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, Andrei Kartapólov, lo que pretende afectar una de sus fuentes de financiamiento, que se da por el contrabando de crudo.
El Consejo Francés del Culto Musulmán, que representa a los musulmanes en Francia, pidió ayer a las 2.500 mezquitas del país que lean en sus rezos del próximo viernes un texto de condena a todas las formas de terrorismo y violencia.













