La Asamblea Nacional Popular (APN) china aprobó hoy la nueva Ley de Seguridad para Hong Kong, ignorando las protestas de los ciudadanos de la ciudad semiautónoma y las amenazas de Estados Unidos de romper la relación económica especial con la antigua colonia británica.
La contundente victoria –2878 votos a favor, uno en contra y seis abstenciones–, prohíbe la subversión, la secesión, el terrorismo y la interferencia extranjera, y ha despertado una fuerte oposición en Hong Kong porque creen podría usarse para suprimir la actividad política y que socavará la autonomía prometida a la excolonia británica cuando fue devuelta a China en 1997
La ley “está diseñada para la implementación constante de 'un país, dos sistemas' y la prosperidad a largo plazo de Hong Kong , dijo el primer ministro chino, Li Keqiang, citado por la agencia de noticias china Xinhua.
Luego de que el secretario de Estado Mike Pompeo certificara el miércoles que Hong Kong ya no “mantenía un alto nivel de autonomía con China , ahora es el turno del presidente Donald Trump de definir qué rumbo va a elegir: una alternativa más leve que podría incluir sanciones económicas, congelamiento de activos o restricciones de visas para ciertos miembros del Partido Comunista Chino; o, revocar el estatus comercial especial que EE.UU. tiene con Hong Kong desde 1992 y que, por ejemplo, lo ha mantenido protegido de la guerra de tarifas entre EE.UU. y China
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Una medida de ese calibre podría, no obstante, terminar siendo contraproducente no sólo para Hong Kong y China –que ve a la excolonia británica como uno de los hubs financieros que la conectan con Occidente–, sino también para las compañías estadounidenses que están instaladas allí.
Estados Unidos, Canadá, Australia y el Reino Unido se oponen a la ley
Por otra parte, los ministros de Exteriores de Reino Unido, Estados Unidos, Australia y Canadá expresaron hoy su "profunda preocupación" por el respaldo del Parlamento chino a la ley de seguridad nacional de Hong Kong.
El británico Dominic Raab, el estadounidense Mike Pompeo, el canadiense François-Philippe Champagne y la australiana Marise Payne reclamaron en contra de la "imposición directa" de Pekín de la ley que criminalizará en Hong Kong la sedición, la traición, el secesionismo y la injerencia extranjera.
Consideran que este paso, al que sólo le resta ya el visto bueno de la cúpula del Partido Comunista chino, pone en peligro el equilibrio que ha existido durante más de dos décadas entre Pekín y Hong Kong, "un bastión de libertad" dentro del férreo sistema chino.
"La decisión de China de imponer la nueva ley de seguridad nacional entra en conflicto directo con sus obligaciones internacionales recogidas en la Declaración Conjunta Sino-Británica, registrada en la ONU y legalmente vinculantes", han advertido los cuatro ministros en un comunicado. La norma, han añadido, abriría la puerta "a la persecución de delitos políticos" y a la limitación de derechos en Hong Kong.