

En épocas de redes sociales, los "Diez días que conmovieron al mundo" con los que el periodista John Reed narró el ascenso de los bolcheviques al poder en Rusia podrían deconstruirse con los "16 tuits con los que el presidente del Banco Central de Afganistán narró el regreso de los talibanes", tras 20 años fuera del poder del que fueron desalojados por fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos en represalia a la presunta cobertura que dieron a Bin Laden tras el atentado a las torres gemelas.
Ajmal Ahmady, quien en la red social se presenta como "asesor económico del presidente de Afganistán, antiguo ministro de Industria y Comercio y Harvard MBA y MPA", hizo un paso a paso de los sucesos que condujeron al regreso de los rebeldes musulmanes, para componer un texto no exento de perplejidad pero tampoco de análisis y contextualizaciones y reparto de culpas y responsabilidades sobre la situación.
"El colapso del gobierno en Afganistán la semana pasada fue tan rápido y completo, fue desorientador y difícil de comprender", comienza el hilo el exfuncionario.
Su sorpresa parece devenir de que "aunque gran parte de las áreas rurales cayó en manos de los talibanes en los últimos meses, la primera capital provincial en caer fue hace solo una semana y dos días", dice sobre la "rapidez".
Como buen banquero, indaga sobre las causas en lo que es su fuerte, las finanzas, pero no encuentra ahí el problema: "La volatilidad de la moneda y otros indicadores habían empeorado, pero DAB pudo estabilizar el entorno macroeconómico relativamente bien durante la última semana, dado el deterioro del entorno de seguridad".
"Luego vino el jueves pasado. Asistí a mis reuniones habituales. Ghazni cayó por la mañana. Dejé el trabajo y, cuando volví a casa, también se cayeron Herat, Kandahar y Baghdis. Helmand también fue objeto de graves ataques", narra el funcionario y explica a partir de ahí la debacle: "Viernes: recibimos una llamada que, dado el deterioro del entorno, no recibiríamos más envíos de dólares. La gente difundió rumores de que había huido el viernes. El sábado DAB tuvo que suministrar menos divisas a los mercados el sábado, lo que aumentó aún más el pánico. La moneda se disparó de un 81 estable a casi 100 y luego volvió a 86. El sábado mantuve reuniones para tranquilizar a los bancos y a las casas de cambio para que se tranquilizaran. No puedo creer que eso fue un día antes de la caída de Kabul".
Y sigue, más dramático: "El sábado por la noche, mi familia llamó para decir que la mayoría del gobierno ya se había ido. Me quedé estupefacto".
"Me preocupé y compré boletos para el lunes como precaución. Me sentí terrible por dejar al personal", admite.
Dice Ajmal Ahmady que "la gente está saltando de sus hogares al aeropuerto para estar bajo la protección del ejército estadounidense".
Luego narra como hizo para cambiar de avión y divisar otro avión militar, que "estaba rodeado de personas que intentaban abordar, mientras que las fuerzas de seguridad retuvieron a la gente y abordaron al personal de la embajada. Hubo prisa. Se dispararon algunos tiros. De alguna manera, mis colegas más cercanos me empujaron a abordarlo".
"No tenía por qué acabar así. Estoy disgustado por la falta de planificación por parte de los líderes afganos. Los vi en el aeropuerto salir sin avisar a los demás", denuncia.
Y sigue: "Le pregunté al Palacio si había un plan de evacuación / vuelos chárter. Después de 7 años de servicio, me encontré con el silencio".
Y el análisis político: "Ghani era una figura abrasiva y profundamente polarizante que no estaba dispuesta a comprometerse ni a ceder el poder. Aliena a los agentes del poder clave y aviva las tensiones étnicas. Será recordado por supervisar la destrucción de la democracia en #Afganistán
"No puedo perdonarlo por crear eso sin un plan de transición", afirma amargamente.











