

El presidente Michel Temer lamentó el ataque contra la caravana que llevaba a Luiz Inacio Lula Da Silva a un acto de campaña electoral en el sur de Brasil. "Es una pena que haya sucedido eso, porque se crea un clima de inestabilidad en el país, de falta de pacificación, indispensable en el momento actual", dijo el mandatario.
Pero, el gobernador de San Pablo y precandidato del partido de centroderecha PSDB, Geraldo Alckmin, afirmó que el PT "está cosechando lo que sembró" y que "acabó siendo víctima" de una polarización que incentivó, aunque más tarde bajó el tono e instó a las autoridades a "investigar y castigar los disparos contra la caravana del PT".
Lula, de 72 años, es favorito en las intenciones de voto para las elecciones de octubre, aunque su candidatura debería ser invalidada por haber sido condenado a más doce años de cárcel por corrupción.
Sus adversarios hostigaron a su comitiva a lo largo del trayecto de diez días por tres estados (Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná). Las protestas fueron poco concurridas, pero no le dieron tregua.
"Si piensan que con piedras y tiros van a socavar mi voluntad de lucha, están equivocados", tuiteó Lula, que previamente había atribuido los ataques a "grupos fascistas".
La campaña electoral del PT coincide con la del candidato de ultraderecha Jair Bolsonaro, un apologista de la dictadura militar, que arengó a centenas de partidarios, pidiendo cárcel para Lula y una política de seguridad que dé carta libre a la policía para combatir la inseguridad.
"Quiero una policía que en defensa del pueblo tire para matar", proclamó.













