

Para la economía chilena, el último trimestre de 2019 será uno de los peores en su historia. Al igual que octubre, cuando comenzó el denominado 'estallido social', en noviembre la actividad siguió con su tendencia negativa y se desplomó un 3,3%, como consecuencia de las marchas multitudinarias, los saqueos y cortes de rutas.
El sector más perjudicado fue la minería que, según el Indice Mensual de Actividad Económica (Imacec) del banco central chileno, sufrió una caída del 5,1%, una baja significativa para un país que produce casi un tercio del cobre del mundo.
De hecho, a principios de noviembre algunas empresas mineras habían advertido que las protestas, huelgas y bloqueos de rutas y puertos, estaban comenzando a interferir con su actividad. Según el gobierno chileno, la producción de cobre cayó 6,7% respecto a noviembre de 2018, que además se caracterizó por ser particularmente fuerte para la industria.
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Pero la minería no fue el único sector perjudicado por las protestas, ya que la actividad no minera (sobre todo aquella vinculada al comercio y los servicios) también siguió con su racha negativa y cayó un 3,1% en noviembre.
Educación, restaurantes, hoteles y transporte – teniendo en cuenta que gran parte de Santiago, que cuenta con cerca de 6.000.000 de habitantes, trabajó a media jornada por las marchas y saqueos– fueron los principales rubros afectados.
"Los IMACEC de octubre y noviembre se encuentran entre los peores desde la crisis de las hipotecas de alto riesgo", admitió el ministro de Hacienda, Ignacio Briones y adelantó que "en 2020 esperamos tener un año de bajo crecimiento". Además, estimó la proyección de crecimiento para 2019 en torno al 1%.
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"Estamos en un momento económico complicado, estamos trabajando en acotar el impacto con un impulso fiscal para apuntalar a la economía y el empleo, que todavía no ofrece variaciones según el INE [Instituto Nacional de Estadísticas], pero lo estamos monitoreando", agregó Briones.
De hecho, entre septiembre y noviembre el desempleo alcanzó el 6,9%, apenas 0,1% por arriba del mismo trimestre de 2018 y una cifra menor a la que se preveía teniendo en cuenta la caída de la actividad. No obstante, las desvinculaciones por 'necesidad de la empresa' –es decir, cuando obedecen más a una cuestión de orden técnico o económico que del empleador– llegaron a 165.022, es decir, el 28,5% del total de los despidos. El empleo fue sostenido especialmente por el sector de la salud (donde hubo una suba del 6,4%) y la construcción (6,3%).













