Maduro, el sindicalista que se convirtió en el heredero de Chávez

Tiene una actitud conciliadora y mantiene la calma en los momentos de crisis, dicen algunos, gracias al hinduismo. Su lealtad hacia la "revolución bolivariana" lo llevó a convertirse en la mano derecha del Comandante. Por María José Giovo, especial para Cronista.com

Nicolás Maduro es un soldado fiel de la política del Presidente Hugo Chávez.  Acompañó al mandatario en sus momentos más díficiles como el golpe de Estado de 1992 y en los últimos meses ha sido una de las figuras del gabinete chavista que más cerca se ha mantenido del presidente a lo largo de su convalecencia por el cáncer que le fue detectado en mayo de 2011.

En su época como canciller, debió liderar algunas misiones diplomáticas poco afortunadas, como la crisis entre Venezuela y Colombia en el 2010 o la destitución del presidente paraguayo, Fernando Lugo.

Siempre se mantuvo fiel a los preceptos de la "Revolución socialista" y  no dudó en convertise en el coartífice de la política exterior que tantos disgustos le ha dado a Washington. Es así como para "luchar en contra del imperialismo norteamericano", el ex canciller alentó la unión de Venezuela a los países de la región y extender sus lazos políticos y económicos a Bielorrusia, China, Irán, Rusia y Libia.

Hoy, Maduro se encuentra en el pico más alto de su carrera. A pocos meses de ser nombrado vicepresidente,  fue seleccionado por Chávez, para sucederle en el cargo, en caso de que no se recupere del cáncer. Si bien lleva al pie de la letra la doctrina del gobierno, está considerado como un moderado, un hombre tranquilo que difiere mucho del estilo  "torbellino" tan característico de Chávez.

Pero su paso por la política tuvo diversas etapas: en plena época estudiantil, el ya "bigotudo"  Maduro era uno de los líderes en la agrupación universitaria.  Las visitas a los barrios para llevar los "círculos de estudio" que promovía la Liga Socialista decantarían más tarde en un año de estudios políticos en Cuba. 

El tiempo pasó y llegó a presidir a la Asamblea Nacional. En la campaña presidencial de 1998, era uno de los asistentes del comandante.

Además, condujo una unidad del Metrobús a principios de los noventa. Andaba cerca de los treinta cuando se convirtió en dirigente sindical y luego en presidente del sindicato del Metro de Caracas.

Luego, llegaría a la diplomacia venezolana.  Fue el canciller más joven de Venezuela y el que más duró en el cargo.

Desde mayo de 2011 forma parte de la directiva de la petrolera estatal Pdvsa, donde comparte funciones con el presidente de la Federación de Trabajadores Petroleros de Venezuela, Wills Rangel.

Se sabe que en los momentos penosos se refugia en su familia y en el hinduismo. Es un profundo seguidor de Sai Baba. La religión, dicen, lo ha llevado a mantener ese aire calmo que lo caracteriza y que lo ayudará a afrontar los meses que se aproximan.

 

 

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