La Plaza San Pedro se transformó en un outlet de souvenirs tras la renuncia de Benedicto XVI

Los comerciantes del Vaticano rebajaron sus precios ya que consideran que por la salida de Joseph Ratzinger la mercadería perdió cotización. No lo consideraron un Papa vendedor

Si alguien se quisiera quejar porque se siente perjudicado por la inesperada renuncia del Papa Benedicto XVI como referente máximo de la Iglesia Católica, los comerciantes dedicados a la venta de productos con su imagen estarían al frente de los reclamos.


Viven de los turistas y religiosos que llegan hasta el Vaticano y que compran productos con su imagen, pero con la salida repentina del Sumo Pontífice ahora habrá una gran cantidad de mercadería que pasará al olvido por quedar desactualizada, y por lo tanto perderá valor.


Ahora, todas las miradas estarán puestas en la imagen de quien reemplace al alemán Joseph Ratzinger. Su figura será, entonces, la que comience a cotizar en alza entre los fieles.


Algunos objetos hasta se retirarán de la venta, como los calendarios de 2014 que tenían la foto de Benedicto XVI, y que ya no servirán.


Las empresas editoras de los calendarios aceptarán la devolución, pero no ocurrirá lo mismo con los demás objetos. Lo que no se venda de esta mercadería lamentablemente tendrá que ser considerada como una pérdida, señalaron los vendedores del Vaticano.


Hasta ayer cuando se produjo la despedida oficial de Ratzinger y desde que el ahora ex Papa anunció su renuncia, la caída en los valores de los productos referentes a Benedicto XVI tomaron un ritmo descendente, algo palpable durante la congregación de gente que se acercó al Vaticano para darle su última despedida.


En los kioscos, carritos y comercios que abundan en los alrededores de la Plaza San Pedro, era posible conseguir mercadería conmemorativa a precios de ganga. Rosarios, medallitas, llaveros, vasos, tazas y hasta pequeños artículos tecnológicos con la imagen de Benedicto XVI, ya habían comenzado a descender en su cotización, y ayer jugaban sus últimas fichas para ser vendidos.


Debemos vender la mercadería con la imagen de Benedicto XVI a bajo precio, porque luego los turistas y peregrinos buscarán recuerdos que presenten al nuevo Papa, no al renunciante, explicó un comerciante de la zona.


Los comerciantes apostados en las calles aledañas a la Plaza San Pedro, incluso, se animan a advertir cuál es el candidato que mayores esperanzas cubre para los vendedores.


Pero esto no tiene nada que ver con sus creencias religiosas o los méritos que entienden hizo cada uno de los candidatos a transformarse en Papa. La opinión de los vendedores es pura y exclusivamente comercial.
Y en las pequeñas calles del Vaticano, los puesteros especulan e incluso desean que el sucesor de Ratzinger sea brasileño. Es que, afirman, los turistas de ese país no escatiman en gastos a la hora de comprar recuerdos, lo que se transformaría en un inmejorable negocio.


Siguiendo este pensamiento, los vendedores hasta arriesgan que más allá del mal trago comercial que significa la renuncia del religioso alemán, desde otro punto de vista no es tan malo.
En los últimos años, ocho de cada 10 objetos vendidos estaban dedicados a Juan Pablo II y solo dos a Benedicto XVI, afirman los vendedores.

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