Brasil le ofrece un 15% de la Amazonia a fondos de inversión que criticaron la deforestación

Así se llama el plan de Bolsonaro: son 132 áreas que equivalen a una extensión superior a Chile. El objetivo es que estas organizaciones de inversores paguen por preservarlas.   

"Adopte un Parque" suena a un videojuego ecologista, pero no: es el programa que Brasil promulgará esta semana, para revertir la amenaza de inversores extranjeros de dar marcha atrás con desembolsos en el gigante sudamericano debido al avance de la deforestación de la Amazonia.

El ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, hizo una propuesta que apela públicamente a la responsabilidad social empresaria del sector privado. Señaló que en esta suerte de loteo de un 15% del territorio amazónico, los grandes fondos de inversión podrán canalizar las críticas ecologistas a Brasil en acciones concretas: invirtiendo para conservar esas áreas. 

Están hablando de una extensión de territorio que supera al de Chile, y permitirá a fondos internacionales, bancos y compañías pagar por preservar alguna de la 132 áreas disponibles.

Desde que asumió, el presidente Jair Bolsonaro -que apoyó la apertura de tierras protegidas a la actividad comercial- recibe presiones internacionales para detener la deforestación pero esto se maximizó cuando hace un año, se constató que en sólo siete meses, ésta había aumentado un 91%

Y en los primeros cuatro meses 2020, un área que duplica el tamaño de la ciudad de Nueva York fue arrasada, reportó el Financial Times, porque los leñadores y los mineros de oro ilegales aprovecharon un relajamiento en la aplicación de la ley durante la pandemia  de coronavirus para talar bosques. La tierra se convierte sobre todo en pastizales para ganado.

A fin de junio, 29 instituciones financieras de diversos países, que administran más de u$s 3700 billones en activos totales, exigieron que el gobierno brasileño controle la creciente deforestación que creó "una incertidumbre generalizada sobre las condiciones para invertir o brindarle servicios financieros a Brasil".

"Como instituciones financieras, que tienen el deber fiduciario de actuar en el mejor interés a largo plazo de nuestros beneficiarios, reconocemos el papel crucial que desempeñan los bosques tropicales en la lucha contra el cambio climático, protegiendo la biodiversidad y garantizando los servicios del ecosistema", decía la carta de las 29 instituciones, entre ellas, Legal & General Investment Management y Sumitomo Mitsui Trust Asset Management.

"Considerando el aumento del ritmo de deforestación en Brasil, nos preocupa que las compañías expuestas a la posible deforestación en sus operaciones y cadenas de suministro brasileñas enfrenten dificultades crecientes para acceder a los mercados internacionales. Los bonos soberanos brasileños también se considerarán de alto riesgo si continúa la deforestación".

La advertencia surtió efecto. Al menos, para que el gobierno de Bolsonaro lance "Adopte un Parque" luego de que empresas brasileñas se unieran para instar al gobierno a mejorar sus medidas de protección del medio ambiente.

Pero no alcanzó para que en julio frenaran los incendios en la Amazonia brasileña, que subieron un 28% respecto al mismo mes de 2019, cifró el Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE).

Y entre agosto de 2019 y julio de 2020, la deforestación en la Amazonia brasileña aumentó un 34,5%, en comparación con el mismo periodo del año anterior, con un total de 9205 kilómetros cuadrados de selva, indicó el INPE, dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología. En síntesis, en julio la deforestación en la mayor selva del mundo, fue de 1654 kilómetros cuadrados.

Salles dijo ahora que frente a lo que expresaron las instituciones financieras internacionales,  "la respuesta del gobierno brasileño es: hemos estructurado instrumentos para que ustedes, los fondos, vengan y nos ayuden a cuidar la Amazonia. Participen, supervisen y actúen junto con nosotros", citó el Financial Times

Causante de otras epidemias

La deforestación preocupa también a los organismos sanitarios del Brasil, ya que podría provocar otras epidemias, como la del Covid-19, porque la selva alberga muchos otros virus, indicó Gonçalo Vecina, médico sanitario y ex presidente de Anvisa, el organismo federal de control sanitario. 

Citado por Periodistas por el Planeta, Vecina dijo que "en el Amazonas, hay una inmensa cantidad de virus. Con el nivel de agresión que estamos haciendo al medio ambiente, la próxima epidemia ya está en camino".

Vecina recuerda que el bioma alberga virus ya conocidos, como el virus sabiá, un arenavirus que causa la fiebre hemorrágica brasileña, una enfermedad rara de alta letalidad que reapareció en San Pablo en enero, y fue el primer caso después de 20 años. 

El mea culpa en el gobierno

Es el vicepresidente de Brasil, general Hamilton Mourao, quien viene dando la cara por la catástrofe en la Amazonia. Hace un mes, cuando se supo que en junio se batió el récord de destrucción de la mayor selva del mundo para ese mes, reconoció que las acciones del gobierno brasileño para combatir la deforestación llegaron "tarde".

La semana pasada, Mourao, que también preside el Consejo Nacional de la Amazonia Legal, expresó su preocupación por los actuales incendios en la Amazonia y remitió a la sequía de este período. “A diferencia de las quemadas naturales, el incendio forestal es fuego fuera de control", dijo y agregó "que buena parte de los incendios que hay en la Amazonia son provocados intencionalmente por el hombre".

Aseguró que hay otros que se producen tras un intento de los ganaderos de quemar el pasto y las plantas para el ganado. En todo caso, el gobierno emitió un decreto que prohíbe usar fuego en áreas rurales durante 120 días, en cualquier parte del país.

 

 

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