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La psicología del color estudia cómo los tonos que usamos reflejan emociones y estados internos. Diversas investigaciones señalan que la elección de ciertos colores puede estar vinculada con la autopercepción y la autoestima.

Si bien no existen reglas absolutas, estudios de comportamiento muestran que quienes atraviesan momentos de baja autoestima suelen inclinarse por determinadas paletas cromáticas, un patrón que se repite con suficiente frecuencia como para considerarlo significativo.

En este sentido, los colores que elegimos al vestirnos no definen nuestra personalidad, pero pueden ofrecer pistas sobre estados emocionales temporales.

Identificar estos patrones ayuda a reflexionar sobre la autopercepción y buscar herramientas para fortalecer la confianza, porque mejorar la autoestima no implica cambiar de ropa, sino trabajar la relación con uno mismo.

Por qué las personas con baja autoestima usan estos tres colores, según la psicología

Gris claro: protección y miedo a destacar

El gris claro o gris pálido es uno de los colores más asociados a la inhibición emocional. Quienes lo eligen suelen buscar pasar desapercibidos y evitar llamar la atención.

Según estudios publicados en Color Research & Application, este tono transmite control y seguridad, pero también puede limitar la expresión personal.

Es común en personas que temen el juicio externo y prefieren ambientes neutros.

Marrón apagado: necesidad de estabilidad

Los tonos marrones suaves reflejan cautela y búsqueda de estabilidad emocional. Desde la psicología del color, se relacionan con quienes atraviesan momentos de vulnerabilidad o autocrítica.

Investigaciones de la Universidad de Westminster indican que estos colores reducen la estimulación, lo que genera sensación de refugio y contención.

Negro total: barrera emocional

El negro es sinónimo de elegancia y poder, pero su uso excesivo puede señalar autoprotección. En contextos de baja autoestima, este color funciona como una barrera para ocultar emociones y mantener distancia.

La psicología del color lo interpreta como un mecanismo para controlar la imagen personal y evitar exposición emocional.