No es Stonehenge: científicos descubrieron nuevas estructuras de hace 4000 años
Un estudio reveló que las rocas azules ahora tienen dos "familiares" de madera cuya función habían pertenecido un misterio hasta ahora.
Un nuevo estudio halló que Stonehenge no es el único de su especie, sino que Inglaterra es hogar de otros monumentos a casi 300 kilómetros en dirección noreste.
Se trata de Holme I y Holme II, dos construcciones circulares de la Edad de Bronce conocidas como Seahenge ya que se sostienen en un hábitat costero-pantanoso protegido por dunas de arena y cuyas funciones habían permanecido un misterio hasta el momento.
No es Stonehenge: los familiares de las piedras azules más conocidas
Holme I y II fueron desconocidos durante cuatro milenios antes de 1998 por John Lorimer. El arqueólogo había visitado la playa de Holme en varias ocasiones, pero nunca antes se había encontrado con lo que halló en 1998: el resto de un tronco que se encontraba al revés y 55 troncos a su alrededor.
Al instante, Lorimer supo que se trataba de una obra humana y se puso en contacto con el museo del Castillo de Norwich. En un primer momento, los expertos pensaron que se podía tratar de una trampa para peces.
Sin embargo, en enero de 1999, luego de numerosas excavaciones y una prueba dendrocronológica realizada por la Universidad de Sheffield, se determinó que se trataba de un monumento de la Edad de Bronce.
Ese mismo año, a 100 metros de la bautizada Seahenge se descubrió una segunda construcción, Holme II. Ambas estructuras datan del 2049 a.C., aunque presentan algunas diferencias. La primera contaba con una corteza intacta, mientras que la segunda carecía mostraba una coloración diferente en la madera.
Ceremonias, rituales y entierros celestiales, ¿cuáles eran las funciones de Holme I y II?
Las variaciones entre ambas estructuras podrían indicar distintos métodos de construcción o propósitos ceremoniales, que ayudan a conocer las distintas prácticas de las sociedades que existieron en esa época.
Diversas teorías apuntaron que los troncos de Seahenge eran recintos mortuorios o espacios de entierros celestiales. Sin embargo, no se encontraron evidencias de esto. Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Aberdeen reveló sus verdaderas funciones.
Según David Nance, encargado del estudio, Holme I y Holme II están estrechamente relacionadas con el cambio climático. Luego del análisis de los datos climáticos de la época, el folclore, la toponimia y datos amiéntales y biológicos, se logró determinar que ambas estructuras se construyeron con la intención de extender el verano.
"Sabemos que el período en el que se construyeron hace 4.000 años fue un período prolongado de disminución de las temperaturas atmosféricas y severos inviernos y primaveras tardías que pusieron a estas primeras sociedades costeras bajo estrés", explicó Nance.
Se propuso que la función de Holme I era encerrar a un pájaro cuco sin plumas con la intención de mantener su canto y alargar el verano durante todo el año. Esto tiene su origen en un mito que sugería colocar al ave en un arbusto espinoso y amurallarla para prolongar el clima cálido.
"La forma del monumento parece imitar dos supuestas moradas de invierno del cuco recordadas en el folclore: un árbol hueco o 'las enramadas del Otro Mundo' representadas por el tocón de roble volteado hacia arriba en su centro", indica el estudio.
Por otro lado, se reveló que Holme II hace referencia a las leyendas de "reyes sagrados" y se construyó con la intención de funcionar como un recinto en donde estos eran sacrificados si la desgracia caía sobre la comunidad, en un intento de apaciguar a la diosa de Venus para restaurar la armonía.
A pesar de sus diferencias, el arqueólogo sugiere que la intención de la construcción de ambas estructuras de madera era la misma: "acabar con el clima extremadamente frío".
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