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Todos los que alguna vez han viajado en avión pueden corroborar que el embarque y desembarque de pasajeros siempre ocurre por la puerta izquierda de la aeronave. Incluso en aeropuertos modernos, con múltiples mangas y accesos, esta disposición no cambia. Pero, ¿qué hay detrás de eso?

La explicación tiene raíces históricas, técnicas y logísticas. Es una decisión que combina tradición con eficiencia operativa, y que aún hoy sigue vigente por motivos muy concretos.

Un legado naval que despegó con la aviación

Para entender el origen de esta costumbre hay que remontarse a la navegación marítima. Durante siglos, los barcos se amarraban al muelle por el lado izquierdo, conocido como babor. La razón era simple: el timón solía estar ubicado en el lado derecho (estribor), por lo que atracar por babor ofrecía mayor maniobrabilidad y seguridad.

Cuando los primeros aviones comerciales comenzaron a operar, muchos de los procedimientos y términos se tomaron directamente del mundo naval. Así, los diseñadores de aeronaves adoptaron el embarque por el lado izquierdo como un estándar práctico y familiar.

Eficiencia operativa: lo que no ve el pasajero

Más allá del simbolismo histórico, hay razones logísticas de peso que explican por qué esta práctica sigue vigente:

  1. Carga y servicios del lado derecho:
    Las tareas operativas que involucran combustible, catering, carga y descarga de equipaje suelen realizarse por el lado derecho del avión. Esto permite separar el flujo de pasajeros del trabajo en pista, reduciendo riesgos y optimizando tiempos.

  2. Diseño aeroportuario estándar:
    Los aeropuertos están diseñados con esta lógica. Las mangas de embarque están preparadas para conectarse con las puertas izquierdas de las aeronaves, que a su vez están alineadas con las terminales. Cambiar esa configuración implicaría enormes costos de infraestructura.

  3. Simetría y seguridad:
    En términos de diseño estructural, mantener un solo lado de acceso para los pasajeros facilita la estandarización de procedimientos de evacuación, embarque prioritario, control de identidad y movimiento dentro de la cabina.

¿Qué pasa con los aviones privados o militares?

En aviones militares, privados o de uso ejecutivo, las normas pueden variar. En algunos jets corporativos o helicópteros se utiliza el acceso más conveniente, que puede estar del lado derecho o trasero, dependiendo del diseño.

Sin embargo, en aviación comercial de pasajeros, el embarque por la izquierda es prácticamente universal. Incluso fabricantes como Airbus o Boeing diseñan sus aeronaves con esta disposición como base.

¿Y si se quisiera cambiar la forma de abordar?

En teoría, nada impide que una aerolínea decida embarcar por la derecha. Pero en la práctica, eso implicaría:

  • Rediseñar terminales y mangas aeroportuarias.

  • Cambiar normas de seguridad internacional.

  • Instruir nuevamente al personal de tierra.

  • Adaptar sistemas de evacuación y mantenimiento.

El costo sería tan elevado y el beneficio tan marginal, que no hay ningún incentivo real para hacerlo. Por eso, el sistema persiste y probablemente siga igual por muchas décadas más.

Otros "automatismos" de la aviación

El embarque por la izquierda no es la única práctica generalizada que pocos pasajeros notan:

  • Los asientos de los pilotos están estandarizados: el comandante se sienta a la izquierda, el copiloto a la derecha.

  • Los números de pista reflejan el rumbo magnético del despegue o aterrizaje.

  • Las luces de navegación también siguen reglas internacionales: rojo en el ala izquierda, verde en la derecha.

Todo está pensado para que miles de vuelos diarios en todo el mundo operen bajo los mismos códigos, sin margen para errores o improvisaciones.

Más que una tradición, una decisión racional

Lejos de ser un detalle menor o una superstición global, el embarque por el lado izquierdo de los aviones responde a una lógica funcional, con raíces históricas sólidas y una eficiencia que ha sido probada a lo largo del tiempo.

Así, cada vez que un pasajero sube a un avión por esa puerta, está entrando -literalmente- en una tradición centenaria que combina el legado naval con la precisión de la aviación moderna.