

En el mundo del cuidado de la piel, cada vez hay más interés en tratamientos naturales que ayuden a retrasar los signos de la edad y mejorar la salud cutánea. Más allá de las rutinas con protectores solares y cremas específicas, la nutrición y el uso de plantas con propiedades regenerativas juegan un papel fundamental.
Entre ellas, el aloe vera -también conocido como sábila- se ha convertido en un verdadero aliado gracias a su capacidad de estimular la producción de colágeno, hidratar en profundidad y regenerar tejidos.
Originaria de África, esta planta posee más de 500 variedades, aunque la más usada en cosmética y dermatología es la Aloe barbadensis miller, reconocida por su alta concentración de nutrientes.
Propiedades del aloe vera: mucho más que hidratación
El aloe vera es considerado un "superingrediente" natural por sus múltiples beneficios:
- Estimula la producción de colágeno, clave para mantener la firmeza y elasticidad de la piel.
- Tiene efecto cicatrizante y regenerador, ideal para quemaduras leves, cortes o irritaciones.
- Funciona como antiinflamatorio natural, reduciendo rojeces y molestias cutáneas.
- Es un potente hidratante y humectante, recomendado incluso para pieles sensibles.
Además de su uso en cosmética, también puede aprovecharse en infusiones como aliado para aliviar constipados y mejorar la digestión.
Cómo preparar una crema casera de aloe vera
Aunque existen cientos de productos comerciales con aloe vera, también es posible preparar en casa una crema natural y efectiva. Para ello se necesita:
- 200 ml de gel puro de aloe vera.
- 100 ml de aceite de coco.
- 2 cucharadas de aceite de jojoba.
- 1,5 cucharadas de cera de abejas.
- 5 a 8 gotas de aceite esencial de lavanda (opcional)
Preparación:
- Mezclar los aceites con la cera y calentar a fuego bajo.
- Dejar enfriar y añadir el gel de aloe vera.
- Batir bien hasta lograr una textura homogénea.
- Incorporar el aceite esencial y guardar en un frasco de vidrio.
Se recomienda aplicar la crema sobre la piel limpia, antes del protector solar por la mañana y antes de dormir por la noche. Importante: probar primero en el antebrazo para descartar reacciones alérgicas.












