

Lo de Riquelme y Boca ya es el mito del eterno retorno. Ayer sonó muy fuerte la versión de que el Villarreal español y el club de la Ribera ya llegaron a un acuerdo sobre la transferencia definitiva del talentoso volante, en una operación que al sucesor de Mauricio Macri le costaría unos nueve millones de euros.
El re-regreso de Román, de darse, supondrá un nuevo golpe de efecto para Macri, a pocos días de asumir, el 9 de diciembre, como el jefe de Gobierno de la Ciudad. Se repetiría así lo ocurrido en la segunda vuelta de la elección a intendente, cuando un soberbio Román fue decisivo para alzarse con una nueva Copa Libertadores de América.
Según confiaron a El Cronista diversos actores del complejo mundo-Boca, la estrategia del presidente saliente del club –le acaba de pasar la posta al vice y futuro presidente, Pedro Pompilio– es multipolar. En lo político, volver a fichar a Riquelme supone un impacto en el porteño, al menos de la zona sur, mayoritariamente boquense. Es una región de la Ciudad históricamente postergada, que sublima esas frustraciones en las campañas de Boca.
De allí a lo político-deportivo hay un solo paso. Si el plantel que dirige Miguel ngel Russo –un ex granate– se venga de Lanús y se alza con el Apertura, ya habrá un decidido efecto Boca en favor de los inicios de Macri en la función pública. Y, si de la mano del diez, se llega a alzar con el Mundial de Clubes, en Tokio, bingo.
Será muy complejo arrebatarle a Macri, al menos en los primeros meses clave de su inminente administración, la iniciativa que necesitará y mucho, para no perder ante las batallas que promete el kirchnerismo. No pasarle la Federal debidamente presupuestada y amagar con la urbanización de las villas 31 y 31 bis son sólo un pequeño adelanto del suculento efectivo que prometen las espadas del oficialismo nacional. Que ya habrán pasado por el taller del afilador, para entonces, después de cuatro años y medio de mella.
En lo estrictamente dirigencial, un Román retornado, aún al alto precio del que se habla, le facilitará a Pompilio los primeros pasos de una gestión, la cuarta consecutiva bajo el imperio Macri en Boca. Es que Pedro, como se lo conoce en la Vuelta de Rocha, no tendrá que pasar por las urnas, anuladas las elecciones en el club porque “no hay oposición . En realidad, la hay, pero no puede presentar los avales que exige el estatuto reformado: “Cuatro millones de dólares en efectivo no se pueden conseguir en cuatro días , protesta el dirigente Roberto Digón, a quien no le aceptaron esa suma en propiedades y otros bienes. “Es una cláusula proscriptiva , se queja, antes de prometer que hoy presentará denuncias ante la Inspección General de Justicia y la Justicia Civil.
¿Y qué dice Román, a todo esto?: “Tengo un año y medio de contrato con el Villarreal, hasta junio de 2009 y no entiendo por qué se ha comenzado a decir en Buenos Aires que tengo que jugar tres años en Boca Juniors. Vamos a ser claros, porque después la que se confunde es la gente . Y agregó: “ofrecí jugar un año más gratuitamente, que es la única ayuda que puedo ofrecer para ver si las cosas se pueden solucionar. Eso quiere decir que podría jugar dos años y medio en Boca siempre y cuando a mi no me modifiquen nada de mi contrato. Quiero que la gente de Boca escuche lo que digo, que las cosas son muy claras y que es fácil entenderlo .
Efectivamente, Román es simple. Quiere los 6 o 9 millones de euros –según la fuente– del contrato con el Villarreal, pero al contado y no prorrateados a dos años. Habría 3 millones más para el submarino amarillo. Román será simple, pero el fútbol y la política argentinos no.










