Los plazos fijos en dólares del sector privado alcanzaron sobre la finalización de mayo un stock de u$s 5037 millones, con una significativa mejora de más de u$s 700 millones frente al cierre de abril. Concretamente, el 16,6% de los depósitos privados nominados en moneda extranjera correspondieron a plazos fijos en dólares. Los bancos, en especial los de capital nacional, salieron a competir al elevar las tasas y ofrecer como el Supervielle 5,5% anual, Macro un 5,15% y Nación 5% anual por colocaciones a 365 días a través de canales electrónicos, mientras BBVA y Comafi la elevaron a un 4,5%, siempre cuando sea por un año. En primera instancia, si se observan los depósitos privados entre puntas, podría advertirse un corrimiento desde las restantes colocaciones hacia los plazos fijos. En efecto, entre fines de abril y mayo sólo hubo un aumento de las colocaciones en dólares de u$s 22 millones, de lo que Andrés Méndez, titular de AMF Economía, deduce que hubo una simple traslación de fondos. Las razones las encuentra en una mayor retribución de los plazos fijos en dólares que, si bien en términos porcentuales beneficiaron proporcionalmente más al pequeño ahorrista, aquel con colocaciones inferiores a u$s 100.000, encontraron una mayor respuesta en el segmento de las colocaciones mayoristas. Por ejemplo, en la primera semana de mayo un depósito minorista fue retribuido en promedio con una tasa de 0,92% anual, que se elevó a 1,46% en la última semana del mes. Para el caso de los mayoristas, no se advirtió un comportamiento de similar signo, ya que fue 1,73% en la primera semana del mes y 1,70% al finalizar mayo. Sin embargo, el promedio mensual de saldos diarios de los depósitos mayoristas aumento 17% en el mes, en tanto que las colocaciones por montos inferiores a u$s 1 millón crecieron 7%. La lectura que realiza Méndez es la de una mayor confianza de los mayoristas, algo que pese a los incentivos aplicados demoró, o demora, en llegar a los tenedores de certificados más reducidos. En otras palabras, los mayoristas están advertidos del costo de oportunidad de tener dólares ociosos, que se amplifica con los mayores rendimientos, algo que carece de similar intensidad en los tenedores de montos menores. ¿Son estos los niveles récord de depósitos a plazo en dólares del sector privado? No, en 2019 se registran los montos nominales más elevados de la historia reciente cuando, antes de las elecciones primarias de agosto de ese año, pivotearon en torno a u$s 7.400 millones. A partir de esos comicios, que anticipaba un posible retorno de la oposición a la conducción ejecutiva y un cambio en la estrategia cambiaria para minimizar los eventuales daños electorales, los montos comenzaron a descender significativamente. Un dato relevante es que en aquel entonces alrededor de 1 de cada 4 dólares depositados por el sector privado correspondían a colocaciones a plazo. En 2024, esta proporción se había reducido y sólo el 15% de las colocaciones eran a plazo, porcentual que se redujo al 11% como consecuencia de la apertura de cuentas asociadas al blanqueo de capitales. En otros términos, con el correr de los años se acentuó la tendencia a estar más líquidos en depósitos en dólares ante eventualidades vinculadas con la disponibilidad de fondos. Los últimos datos pareciera que tienden a retornar progresivamente aquellas conductas más representativas de una mayor confianza en la solvencia del sistema.