

Quiero decir que he decidido que voy a poner mi plazo fijo en pesos; y de paso decirles a todos, amigos, compañeros y funcionarios, que tengan algunos dolarcillos, que es necesario que den testimonio y pruebas de esto. El mensaje de Cristina Fernández pretendió ser, el 5 de junio pasado, un gesto simbólico y ejemplificador para todo un país que culturalmente se obsesiona con el dólar. La presidenta anunció entonces que vendería en el mercado cambiario oficial unos u$s 3.066.632 que había mantenido hasta ese día ahorrados en dólares, en un banco privado de Río Gallegos, para colocarlos finalmente en un plazo fijo en pesos del Banco Nación.Lo hago porque, objetivamente, es más rentable tenerlo en pesos que tenerlo en dólares, razonó.
La anécdota difícilmente pueda ser olvidada por aquellos funcionarios que en esa misma cadena nacional fueron alentados a imitar la iniciativa. Sobre todo porque, a siete meses de ese anuncio, el retorno captado por quienes hayan llevado adelante esa pesificación parece ser hasta ahora demasiado mezquino frente a la pérdida de poder de compra que en igual tiempo les pudo haber provocado la inflación. El senador Fernández, primero de fila con bonete, había aconsejado Cristina esa vez.
La inversión no resultó ser demasiado beneficiosa. Desde que hizo efectiva su pesificación, la presidenta obtuvo un retorno del 6% por los ahorros que tenía en dólares. Esto es, en términos concretos, unos $ 768.000 en siete meses que no le alcanzaron para recuperar siquiera la mitad del valor real que perdieron sus ahorros por la inflación. Y que muestran que dejó de ganar, al menos, otros $ 730.000 adicionales que hubiera obtenido por haber optado mantener sus ahorros en la condición inicial. En este caso, por ejemplo, el retorno percibido ya hubiera podido ser del 11%, si hoy mismo decidiera venderlos en el mercado cambiario oficial; o hasta del 23%, si decidiera medirlos al valor que hoy tiene el dólar blue.
El plazo fijo en dólares que tenía Cristina (según su propia declaración jurada) equivalía en junio a unos $ 13,9 millones considerando el tipo de cambio oficial de esos días (una cotización de $ 4,54). Al decidir colocarlos en el Banco Nación, la presidenta ya terminó por acumular hasta estos días un total de $ 14,7 millones. Eso fue luego de hacerse de una ganancia de $ 768.000 por los intereses que pagan hoy, en promedio, los bancos públicos (suponiendo que, en el mejor de los casos, el capital fue reinvirtido completamente y junto con los intereses obtenidos).
Si, en cambio, Cristina hubiera preferido mantenerlos tal como estaban, hoy habría obtenido retornos bastante más tentadores: $ 1,5 millón considerando el tipo de cambio oficial; y unos $ 4,4 millones según el valor del blue. Y por lo tanto hoy habría llegado a atesorar, en total, unos $ 15,4 millones o $ 23,6 millones, respectivamente.
Esto indica el mal negocio que es ahorrar en la Argentina: el único mecanismo que funciona es el dolar blue, que es ilegal. La decisión correcta para la Presidenta, pero no necesariamente politica, era mantener su plazo fijo en dólares, comentó a este diario el economista y profesor de la Universidad Di Tella, Pablo Schiaffino.
Por el momento es imposible confirmar si el resto de los funcionarios imitó la decisión de Cristina, porque las declaraciones juradas deben ser presentadas sólo una vez al año. Pero sí es posible inferir, en cambio, que cada uno de ellos podría estar a esta altura lamentándose seriamente por haber respetado el consejo presidencial.










