

El contexto global que asiste con generosidad a la Argentina desde hace ya mucho tiempo volvió a encausar la fuga de capitales durante marzo en torno a niveles mínimos de los últimos meses. Los primeros cálculos de las consultoras privadas estimaron la dolarización del sector privado en los $ 450 millones durante marzo, un nivel que la vuelve a ubicar en mínimos desde mayo del año pasado. Con todo, los analistas advierten que una buena parte de la reducción está explicada por el desdoblamiento cambiario, dado que la demanda de dólares se trasladó al mercado paralelo. Y que es muy probable que la dolarización se vaya recalentando en la medida en que se vayan aproximando las elecciones presidenciales.
Hoy el Banco Central está comprando casi todo y dejando subir apenas el tipo de cambio. Pero hay, también, una brecha pequeña entre el dólar informal y el oficial, que indica que una parte de la demanda de dólares se trasladó al paralelo. Más que nada, por las nuevas limitaciones del mercado de cambios, comentó a este diario la economista Marina dal Poggetto, de la consultora Bein & Asociados.
En su estudio suelen calcular la fuga con la diferencia que resulta de restarle a la liquidación de cereales y oleaginosas, que en marzo fue de $ 1.968 millones, la compra de divisas del Banco Central, que en este mes alcanzó los $ 1.486 millones.
Con todo, en esta estimación no está incluida la dolarización que hace el sector privado a través del mercado paralelo. La ampliación de la brecha entre el tipo de cambio oficial y financiero es un factor que está retrayendo la demanda de activos en pesos, en particular por parte de inversores no residentes, que sólo pueden obtener cobertura en el mercado de futuros contra las fluctuaciones del tipo de cambio contado, comentó la consultora Quantum finanzas.
Los economistas dan por descontado que el mercado sentirá una mayor presión sobre la divisa en los meses previos a las elecciones presidenciales.
La duda, dicen en el estudio de Carlos Melconián, se centra en el tercer trimestre. Para tener una idea cuantitativa, el superávit comercial de julio -septiembre andará en torno a u$s 2.000 millones, mientras que la dolarización de portafolios de los trimestres pre-electorales de 2007 y 2009 superó los u$s 5.000 millones. Si se dieran estos números, harían falta u$s 3.000 millones de empresas y provincias para que el BCRA no tenga que vender, comentó el último informe de M&S Consultores.
Para los analistas de esta consultora, tanto la fuga de capitales como la inflación son las dos grandes variables económicas que pueden impactar en la decisión electoral en los meses previos a octubre. En el mandato de Cristina Fernández erosionaron el gobierno pero sin que la sangre llegara al río. ¿Influirán ahora en la recta final? Probablemente sí. La economía de 2011 tiene activos pero también pasivos: no es ganadora de elecciones por sí sola como lo era la del 2007, razonaron.
Los depósitos bancarios también mostraron que el último tiempo fue pródigo en oferta de dólares. Los ahorros en moneda extranjera crecieron 2,8% (u$s 172 millones) en los últimos 30 días y llevaron a la tasa mayorista a tocar un mínimo de 0,25% el jueves pasado. Es probable que si se acelera la fuga de capitales ésta se traduzca en traspaso de pesos a dólares. Las últimas corridas mostraron que parte de la fuga derivó en un cambio de portfolio dentro del sistema financiero, agregó Dal Poggetto. La tasa es cada vez más baja porque, a diferencia de la Convertibilidad, los bancos hoy prácticamente no tienen aplicaciones en dólares, excepto la prefinanciación de exportaciones. Deben encajarlos en el BCRA, concluyó.
En la consultora Delphos Investment destacaron días atrás que, actualmente, el total de activos financieros que los argentinos tienen fuera del sistema sigue siendo de 2,5 veces el total de depósitos que tienen en el país.










