El anuncio del equipo económico de recalibrar las metas de inflación para los años subsiguientes y correr por un año más, hasta 2020, el 5% objetivo planteado por el Banco Central al comienzo de la era de Mauricio Macri, fue celebrado por distintos economistas, que interpretaron en la conferencia de prensa de ayer a la mañana, la decisión del Gobierno de una mayor coordinación en todos los frentes para atacar el aumento de los precios.

En cada una de sus apariciones públicas a lo largo de este año, Federico Sturzenegger defendió las metas planteadas por la autoridad monetaria, aunque a medida que transcurrían los meses las voces en en contra comenzaron a sonar más fuerte. Es que modificar los objetivos en un programa de metas de inflación puede atentar contra el activo más importante de un Banco Central: su credibilidad.

Al ser consultado por la futura construcción de credibilidad de la autoridad monetaria, el ex presidente del BCRA, Martín Redrado, señaló: "A mi juicio la credibilidad del Central está dada por el financiamiento que da al sector público. Si se observan los gráficos de los últimos años, puede verse que a partir de 2010 comienza una fuerte distorsión, ya que en el gobierno de Cristina Kirchner se usó al Banco Central como una tesorería paralela. También se ve que desde 2016 a la fecha, este comportamiento se fue reduciendo en forma sistemática. La independencia del Central está garantizada en la decisión de no seguir financiando al Tesoro y allí radica su credibilidad".

Redrado definió la medida anunciada ayer como un "baño de realismo. No es lo mismo un Banco Central que usa metas de inflación en un país desarrollado, que en uno emergente como el nuestro", dijo y agregó: "En la Argentina la tasa de interés es un instrumento muy débil. El problema inflacionario se soluciona atacando distintos brazos y la decisión del equipo económico muestra un proceso de aprendizaje. No es una victoria de un funcionario sobre otro, más bien el que perdió la pulseada fue el instrumento, la tasa de interés".

En este sentido, el director de Econométrica, Ramiro Castiñeira, destacó: "Uno de los mayores problemas de la economía argentina, es casarse con los instrumentos. Eso fue el error en los 90, casarse con la convertibilidad; en el gobierno de Cristina, casarse con el cepo. Creo que el Gobierno entendió que no hay que casarse con las herramientas: las metas había que cambiarlas".

"El BCRA tiene los logros de haber unificado el mercado cambiario, de sortear la crisis del dólar futuro y principalmente evitar una hiper en 2016. En el segundo año empezó a tapar todo con tasa, al ser 2017 un año electoral. No creo que haya perdido la pulseada, sino que iba a hacerlo si no decidía cambiar las metas", afirmó Castiñeira.

Los analistas esperan a ver cuál es el comportamiento de la entidad que preside Sturzenegger para alcanzar la meta propuesta. "Subir la meta al 15% hace que el costo de no cumplirla sea más alto, por lo tanto eso tendría que reforzar el compromiso anti inflacionario del Banco Central, porque todavía estás en una meta que está por debajo de lo que espera el REM", sostuvo Federico Furiase, director de Eco Go y profesor de la maestría de Finanzas de la UTDT. "Si el compromiso del BCRA es tratar de alinear vía tasa la expectativas de inflación al 15%, dado que hay suba de tarifas y paritarias por delante y con el dólar recalentado, el techo del dólar y el piso de las tasas está cerca, y eso reforzaría la credibilidad del Central", adelantó, aunque alertó que en el escenario contrario la credibilidad de la autoridad monetaria estaría en peligro."Estoy más inclinado a esperar una coordinación virtuosa, en la que se genera un espacio para lograr un escenario de desinflación más lento, pero con un tipo de cambio más competitivo, con una tasa de interés real más baja, pero reforzando la credibilidad del BCRA. En este escenario, no veo que el Central tenga más margen para bajar las tasas y esto frenaría la expectativa de devaluación", afirmó.