"Si arrastré por este mundo / la vergüenza de haber sido / y el dolor de ya no ser". Qué actual suena Carlos Gardel cantando "Cuesta Abajo", toda una radiografía de lo que está penando la Argentina para volver a ser reconocida como un mercado emergente. En pocas semanas más, la compañía MSCI Inc. (que elabora el índice "Morgan Stanley Capital International Emerging Markets") decidirá si retira a nuestro país del exilio financiero al que lo ha sometido, tras enviarlo a la categoría de "mercado de frontera".

La referencia tanguera no es casual, ya que el esfuerzo realizado por el Gobierno de Mauricio Macri para ordenar la economía y ser admitido otra vez en el club emergente viene siendo muy grande. Tanto como sus esperanzas de lograrlo, frustraciones por los tropiezos cosechados y nostalgias por lo que fuimos "y el dolor de ya no ser".

La historia de este desplome comenzó en febrero de 2009, cuando el mercado argentino fue desterrado a los confines del universo financiero global, es decir que se lo dejó de considerar apto para formar parte del índice MSCI EM.

En ese momento, la decisión del Gobierno de Cristina Kirchner, de imponer controles de capitales a las inversiones extranjeras, fue tomada como una línea roja que no se podía cruzar si se quería formar parte del indicador emergente. En estas condiciones, el descenso de categoría era inevitable. Lamentablemente, la medida del Gobierno de ese entonces se pareció a la humorada de Groucho Marx: "Jamás aceptaría ser miembro de un club que me acepte a mí como miembro".

Privilegios

Sin embargo, como sostiene la famosa publicidad, "pertenecer tiene sus privilegios", por lo que en este caso integrar el MSCI EM ayuda a recibir inversiones de los grandes fondos de pensión y fondos soberanos internacionales. Por supuesto, se trata de una condición necesaria pero no suficiente; en momentos en que la Argentina busca financiamiento con bastante ansiedad, regresar al índice se antoja un objetivo fundamental.

Pero, como se dijo, el camino está resultando bastante arduo para ascender de categoría. En 2017 (Morgan Stanley revisa anualmente la lista de países), la Argentina parecía ubicarse en mejor posición para lograrlo. En ese entonces, el ascenso tuvo que "pelearse" contra China y Arabia Saudita, dos pesos pesados que también mostraban sus músculos para volver a la élite emergente.

Desgraciadamente, como si se tratara de la Selección Argentina en el Mundial de Brasil, o en las dos últimas Copas América, en los minutos finales del partido el árbitro decidió postergar el cambio de categoría. "Las reformas que está llevando adelante el presidente Macri deberían mantenerse por más tiempo para poder ser consideradas como irreversibles", fue la justificación de MSCI para cerrar la puerta a las aspiraciones nacionales. En cambio, China logró el ansiado ascenso, tras tres intentos fallidos.

En peor posición

Para la revisión de este año, la situación es peor que la del año pasado. Tras la corrida cambiaria de principios de mayo y el timbreo al Fondo Monetario Internacional, no debería sorprender que los analistas de Morgan Stanley miren con mayor desconfianza los méritos de la Argentina para dejar de ser fronteriza, y acompañar en el MSCI EM a países de la región como Brasil, México, Chile, Colombia y Perú.

Pero, como pasa muchas veces en el fútbol, lo último que se pierde es la esperanza, una cualidad muy argentina que, incluso, puede llegar a ubicarse al borde del realismo mágico. Si Lionel Messi sostuvo hace poco que "no somos candidatos, pero en los mundiales casi nunca se da la lógica", ¿por qué no pensar que podría ocurrir lo mismo con el veredicto de MSCI?

El problema es que algunos ejecutivos de la compañía ya empezaron a dar algunas pistas sobre la decisión que se va a tomar. Para Sebastien Liebich, de MSCI Europa, "las recientes turbulencias podrían volver más difícil la determinación de incorporar a la Argentina".

A pesar de ello, nuestro país todavía cuenta en la manga con algunas cartas interesantes para impulsar un dictamen favorable. En primer lugar, las acciones nacionales pesan por casi un 25% del índice MSCI Frontier Market, lo que ya convierte a la Argentina en demasiado grande para seguir relegada en esta categoría. Además, posee empresas lo suficientemente atractivas como para integrar el índice emergente, tales como Transener, Petrolera Pampa, Holcim Argentina, etc.

Los otros candidatos

Otra vez, el partido se va a definir contra el mismo rival del año pasado, léase Arabia Saudita. Si en 2017 también quedó postergada por no haber realizado reformas económicas con suficiente anticipación (mismo caso que la Argentina), este año parecen haber madurado. A tal punto que varias compañías sauditas ya forman parte del índice FTSE Russell Emerging Markets, similar al MSCI pero menos utilizado por los inversores. Y esto parecería ser un dato muy valorado por los analistas de Morgan Stanley.

De todas formas, si Messi está en lo cierto de que "casi nunca se da la lógica", todos deberían prestar más atención a un candidato "tapado" que viene corriendo de atrás. Se trata de Vietnam, cuya bolsa registra uno de los mejores rendimientos a nivel mundial de los últimos 12 meses (+33%) y un crecimiento económico "a tasas vietnamitas", del 7,4% durante el primer trimestre de 2018. Para la Argentina, el partido se pone cada vez más difícil a medida que van pasando los minutos.