

Hace rato que China ya empezó el viaje de mil millas que predicaba Lao Tsé y dio ese famoso primer paso; fue en 1978 cuando se puso en marcha la reforma de su economía con Deng Xiaoping. Pero ahora, la competencia por convertirse en la potencia hegemónica del siglo XXI ya está llegando a su pelea de fondo entre los dos pesos pesados que quedan en el ring: el campeón EE.UU., y su retador China. Sin embargo, para poder pelear en igualdad de condiciones, el gobierno de Xi Jinping sabe que todavía tiene que mejorar en varios aspectos, como la transparencia de sus mercados financieros.
Por eso el fervor actual por sanear las bolsas chinas de todo lo tóxico que aún conserven, para mostrar estándares de calidad similares a los de los principales mercados del mundo: Londres y Wall Street. El objetivo es atraer a más inversores internacionales y pequeños ahorristas chinos, pero también que más empresas domésticas se animen a buscar financiamiento en estas bolsas, quitándoles el aura de centro de especulación que aún conservan.
En las últimas semanas, la "China Securities Regulatory Commission" (CSRC), el organismo a cargo del control de los mercados financieros chinos, suspendió la salida a bolsa de 33 compañías nacionales por no respetar esos criterios de transparencia que empezaron a exigir las autoridades. Pero además, advirtió a otras seis empresas interesadas en hacer su oferta pública que no se las iba a permitir si no depuraban sus balances.
De acuerdo con Zhong Wentang, analista de la consultora Infaith Consulting, de Shanghai, "es la mayor cantidad de suspensiones de salidas a bolsa que vi en mi vida. Esto dice mucho de la determinación de la CSRC de reforzar sus regulaciones".
GIGANTE CON PIES DE BARRO
Para el gobierno de Xi, la fortaleza política, económica, tecnológica y militar que hoy exhibe China en el mundo necesita que, a nivel financiero, también crezca en la misma medida. Los mercados de Shanghai, Hong Kong y Shenzhen tienen niveles de transparencia (y, por ende, de especulación) que no se condicen con los de las principales bolsas mundiales.
Según Bloomberg, una prueba de su alto nivel especulativo es la proporción de ventas en descubierto ("short selling"), que representan un 15% del volumen operado diariamente por el índice Hang Seng de la bolsa de Hong Kong. En 2005, ese porcentaje era de un modesto 3%.
Para las empresas que buscan financiamiento genuino en los mercados, pero también para los inversores que quieren diversificar sus portafolios con un nivel de riesgo tolerable, estos datos van en contra de sus umbrales de tolerancia. Y eso lo tien claro el gobierno, que percibe la necesidad de cambio.
MUCHOS PASOS
En ese sentido, todavía hace falta dar muchos pasos del viaje de Lao Tsé. La transparencia es además fundamental para que las acciones chinas tengan un mayor peso relativo en los índices bursátiles mundiales. "Las autoridades parecen estar decididas, porque saben que no pueden permitir el ingreso a los mercados de nuevas empresas que primero no hayan ordenado sus cuentas", sostuvo Fu Gang de Shanghai River East AM.
Sin embargo, el camino es más complicado de lo que parece: existen grandes compañías como Kangmei Pharmaceutical, que forma parte del índice de acciones MSCI de mercados emergentes y que reconoció hace tres meses atrás haber "inflado" sus reservas en efectivo en unos u$s 4400 millones por un error contable.
Para evitar estas trampas, las multas aplicadas por la CSRC ya crecieron un 40% entre 2017 y 2018, y el organismo avisó que este año iban a ser aún más significativas. "Las sociedades cotizantes tienen que decir la verdad y ser honestas en la información financiera brindada", fue la advertencia del ente de control.
LA MATRIZ FODA DE HONG KONG
Lo que pasa es que muchos analistas son conscientes del potencial de crecimiento que tiene la bolsa de Hong Kong, llamada a convertirse en la más grande del mundo en los próximos 20 años. Si en el corto plazo se espera que el Brexit permita a Wall Street quitarle el primer puesto a Londres, es un hecho que, a la larga, Hong Kong debería ser quien tome la posta en esta carrera. Por eso las autoridades saben que tienen que aprovechar esta ventana de oportunidad que se abre con la separación del Reino Unido de la Unión Europea.
Porque la mayor fortaleza que hoy puede exhibir Hong Kong es el peso específico de China como potencia económica y política. Así como la voluntad del gobierno de crear una bolsa a medida para competir con las más grandes.
Pero para ello, todavía hay que vencer una gran debilidad. Las protestas que se desataron en la población de Hong Kong para alcanzar mayores libertades civiles y políticas ponen en serio riesgo este objetivo. El riesgo de acallar las manifestaciones con una represión sangrienta como la de la plaza de Tiananmen hace 30 años atrás podría tirar por la borda todos los esfuerzos realizados. Y, como si fuera el juego de la oca, mandar a los mercados financieros chinos varios casilleros hacia atrás.













