

“Sin arreglo o con arreglo". El menú electoral del 2015 se sirve en dos versiones. Y si bien a esta altura un escenario de solución de la cuestión holdout está casi diluido, es imposible pararse ante la economía de este año sin empezar por marcar posición en el tema buitre. Asumiendo que se postergará hasta el final del mandato (buscando atemperar la escasez de dólares por otras vías), escenarios intermedios de inicio tibio de las negociaciones y giro discursivo podrían aportar algo de alivio en términos de costos de endeudamiento y presiones cambiarias. Pero la famosa restricción externa seguirá ahí, pesando sobre una Argentina que deberá esperar aún para volver a crecer y abordar en serio los desequilibrios que tejieron este laberinto.
No será el mundo el culpable aunque el 2015 traerá algunas complicaciones. La caída en el precio de los granos agudizará el declive que las exportaciones ya muestran desde hace tres años y sumará estrés al mercado de cambios. El desplome en el precio del crudo permitirá ahorrar algunos dólares y suavizará el incremento en la cantidad de dinero que se destina a subsidiar el consumo. Pero en el balance, el menor ingreso de dólares comerciales eclipsará cualquier beneficio derivado de la caída del petróleo.
La disposición a usar el tipo de cambio como ancla este año también se topará con un real que se devalúa y complica la vocación oficial. Por cuarto año consecutivo, la moneda brasileña se debilitó en 2014 (-11%) en parte por la expectativa de que hacia fines de año la Fed suba la tasa por primera vez en 6 años.
Sin arreglo o con arreglo, será un año desafiante, así como será costoso el juego de la dilación.













