
En un espacioso laboratorio en la ciudad de Grantham, Lincolnshire, hay una máquina pintada de verde, del tamaño de un pequeño galpón.
No es nada impresionante, pero los científicos esperan que esta tecnología ayude a evitar robos de metal que provocaron en el Reino Unido suspensiones en los servicios de trenes, cortes en el suministro de electricidad y redes de telecomunicaciones, desde que hace seis años comenzó una ola de delincuencia.
La máquina aplica un sistema que marca el metal, grabando un código único y rastreable en cables, tuberías y otros materiales de construcción. Está pensado como un disuasivo para los ladrones, y una forma de rastrear cosas robadas.
La técnica de marcado puede ser usada en cables tan delgados como la mitad de un milímetro. Los científicos están trabajando en extender el sistema al hierro y aluminio, de modo que las tapas de alcantarilla y las señales de tránsito también estén protegidos.
El crecimiento de los robos de metal se debe en parte al pronunciado aumento de los precios de los commodities, y la policía se ve sobrepasada por la situación. El lunes, un hombre fue sentenciado a 18 meses de prisión por robar tubos del alcantarillado de plomo y accesorios antiguos de la Abadía de Newstead, la casa del siglo XII de Nottinghamshire que fue el hogar de Lord Byron, el poeta.
Bernie Rickinson, director ejecutivo del Instituto de Materiales, Minerales y Minería, que desarrolló el método de rastreo, dice que se inspiró en tecnología aeroespacial. Si se observa con detenimiento el motor de un jet, se pueden ver hileras de hélices de turbinas, todas ellas marcadas para que el fabricante pueda saber cuándo fue producida y dónde, afirmó. Estamos usando esas técnicas para marcar cobre y plomo, dijo.











