
Con el arranque oficial de la campaña para las elecciones presidenciales de Brasil en octubre, se televisó el primer debate. Durante el maratón de tres horas en el que participaron ocho candidatos, Cabo Daciolo, un ex bombero evangélico ultra conservador, de repente presentó una extraña acusación contra su rival de izquierda Ciro Gomes.
Le preguntó a Gomes si había participado de un supuesto plan de "dominación comunista latinoamericana" llamado Unión de Repúblicas Socialistas de América Latina, o Ursal. Disconforme con la confusa negación de su contricante, Daciolo inició una fuerte diatriba.
"El comunismo no tendrá su turno!" gritó, criticando a los chinos y, para colmo, al imperialismo norteamericano.
El problema con todo esto es que la supuesta conspiración de Ursal nunca existió. Fue un chiste aparentemente inventado por un académico hace 17 años para burlarse de los izquierdistas brasileños.
Mientras el mayor país Latinoamérica se embarca en la elección más impredecible de su historia moderna, Daciolo se perfila como lo que los medios brasileños llaman el candidato "folclórico" de este año.
En general, son figuras excéntricas que le ponen pimienta a las carreras presidenciales con comentarios inapropiados o extrañas reflexiones. Pero algunos afirman que Daciolo podría cumplir un rol más significativo este año.
La elección se produce en medio de un vacío político, sin ningún candidato con una ventaja convincente en las encuestas. Los escándalos de corrupción mancharon a los principales partidos y políticos. El candidato más popular, el ex presidente Luis Inácio Lula da Silva del partido de los Trabajadores, está en prisión por corrupción y probablemente no pueda ser candidato. El veterano ex gobernador de San Pablo Geraldo Alckmin de centroderecha no le va bien en los sondeos.
Eso deja en buena posición a Jair Bolsonaro, político de extrema derecha y ex capitán del ejército. Hace unos pocos años, Bolsonaro estaba en la periferia política que ahora ocupa Daciolo. Pero con la izquierda de Brasil tan debilitada, las primeras encuestas lo muestran en la cabeza.
Daciolo es un pecesito político en comparacion. Pero sus travesuras del primer debate dejaron a algunos expertos preguntándose si podría quitarle votantes a Bolsonaro.
Algunos creen que dada esta carrera electoral con final tan abierto, Daciolo cuyas payasadas más recientes incluyen orar y ayunar en una montaña después de asegurar que había recibido amenazas de muerte podría tener un mayor impacto que anteriores candidatos marginales. Como es candidato de la extrema derecha, hace que Bolsonaro parezca más moderado y sea así más atractivo entre los votantes indecisos.
Otros creen que podría robarle votos a Bolsonaro, y restarle posibilidades de ganar al ex paracaidista. La encuesta más reciente elaborada por Paraná Pesquisas muestra que partiendo de cero, Daciolo ahora tiene 1,2% de intención de voto.
En una elección donde cada punto porcentual cuenta, Bolsonaro no puede darse el lujo de cederle votos a Daciolo, sin importar qué tan marginal parezca.














