No es lo que Hillary Clinton habría elegido para la segunda semana de campaña presidencial.

Después de meses de meticulosa planificación sobre cómo relanzar la marca Clinton como parte de su segunda carrera por la Oficina Oval, su equipo en cambio enfrenta nuevos cuestionamientos sobre las finanzas de su familia y la propiedad de algunas donaciones que recibió la organización de beneficencia que tienen los Clinton mientras era secretaria de Estado.

Varios medios de noticias, incluyendo The New York Times, Washington Post y Fox News, anticiparon nuevas acusaciones sobre la Fundación Clinton que sacó a la luz Peter Schweizer, un autor conservador, en un libro se publicará el mes próximo.

En cuanto esas organizaciones comenzaron a dar a conocer el material incluido en ese libro, el equipo de Clinton se lanzó a responder a los nuevos ataques en torno a la fundación dado que sus rivales republicanos buscan resaltar los puntos de la campaña que ellos consideran débiles.

No son nuevas las dudas sobre la riqueza personal de la familia Clinton y si se beneficiaron personalmente de las actividades que realiza la fundación en todo el mundo. Tampoco lo son las sugerencias de que los gobiernos extranjeros y ejecutivos de empresas buscaban congraciarse con el Departamento de Estado haciendo grandes donaciones a la Fundación Clinton, afirmaciones que ella negó repetidas veces.

Pero el informe detallado que ofrece el libro de Schweizer, Clinton Cash: The Untold Story of How and Why Foreign Governments and Businesses Helped Make Bill and Hillary Rich (El dinero de Clinton: la historia no revelada sobre cómo y porqué los gobiernos extranjeros y empresas ayudaron a enriquecer a Bill y Hillary) y los acuerdos con los principales medios periodísticos para que informen sobre el contenido, alarmaron hasta a viejos aliados de Clinton.

En un largo artículo publicado ayer en The New York Times se informa que el departamento de Estado de Hillary formaba parte de un panel que aprobó la venta de una compañía canadiense con grandes participaciones en la extracción de uranio en Estados Unidos y Asia central a una agencia de energía nuclear de Rusia.

Al mismo tiempo, la Fundación Clinton estaba recibiendo donaciones multimillonarias en dólares de figuras vinculadas a la compañía, entonces conocida como Uranium One, aseguró The New York Times.

"Algunas de las conexiones entre Uranium One y la Fundación Clinton fueron reveladas por Peter Schweizer, un ex miembro de Hoover Institution de derecha y autor del libro de próxima aparición Clinton Clash", informó The New York Times ayer.

Varios candidatos para la nominación republicana para presidente, incluyendo Rand Paul, senador por Kentucky, y el senador por Texas Ted Cruz ya indicaron que tienen pensado convertir los lazos financieros de Hillary y su marido con la fundación en el plato fuerte de su oposición a su candidatura.

Paul, que recibió el libro de Schweizer antes de la publicación, dijo que algunas de sus acusaciones son "alucinantes". "Creo que la gente va a leer este libro y dirá: "Mi dios, ¿ésto está sucediendo en Estados Unidos", señaló Paul en una entrevista en Fox News.

En un parada durante su campaña en New Hampshire esta semana, Clinton describió el libro de Schweizer como "una distracción" y dijo que esperaba recibir ataques.

Algunos miembros de su equipo aseguraron que las acusaciones son calumnias partidistas basadas en "absurdas teorías conspirativas", escritas por un autor que formó parte del equipo de redacción de discursos del ex presidente republicano George W. Bush.

Sin embargo, todo esto es un recordatorio de lo difícil que será aliviar la preocupación de los votantes sobre la transparencia de las finanzas de los Clinton, mientras se esfuerzan por renovar la imagen de Hillary como una candidata más accesible y con los pies en la tierra.