
Mientras UBS inicia en su banco de inversión un profunda reestrucción tras el escándalo por un supuesto fraude cometido por uno de sus operadores y que provocó pérdidas por valor de u$s 2.300 millones, surgen blancos evidentes para la tijera.
El mayor interrogante es si los altos ejecutivos incluyendo a Sergio Ermotti, el CEO interino del grupo suizo que acaba de ser designado podrán achicar el negocio lo suficientemente rápido como para satisfacer a los reguladores e inversores, aseguran los analistas.
La banca de inversión de UBS, que atraviesa crisis tras crisis desde hace 15 años, perdió uno de sus mayores defensores el sábado con la salida de Oswald Grübel, el veterano banquero que durante su carrera fue máximo responsable en dos de los bancos más grandes del país.
Después de pasar los últimos 18 meses reconstruyendo áreas del negocio que habían sido golpeadas por la crisis financiera, mayormente la división de renta fija que pasó a pérdida deuda tóxica por u$s 50.000 millones, Grübel creía que un grupo bancario integrado debía retener fuerte presencia en la banca de inversión, según allegados al banco.
Ahora que se fue, los analistas presionan a Ermotti para que utilice una tijera más afilada. Si se examina el mix de negocios del grupo y la asignación de capitales, se entiende el porqué. En 2010, la banca de inversión de UBS representaba el 60% del capital asignado o los activos ponderados por su nivel de riesgo; pero sólo el 35% de las ganancias antes de impuestos, según RBC Capital Markets. Por el contrario, su división de gestión de riqueza representaba 33% de las ganancias antes de impuestos, pero sólo el 8% del capital asignado y activos ponderados por su nivel de riesgo.
Sin embargo, dentro de UBS siguen preocupados ya que entienden que los altos ejecutivos no han comprendido totalmente la escala de los cambios que se vienen, incluyendo el despido de miles de empleados.
UBS ya anunció un recorte de 3.500 puestos de trabajo en todo el grupo, la mitad de lo cual afectará al personal de banca de inversión, que asciende a 17.700 personas. Una cifra de despidos más creíble está cerca de los 10.000, aseguran varios analistas, lo que significa la pérdida de otros 5.000 empleados en una división que ya está muy desanimada.
UBS mantendría las áreas de tipo de cambio, donde sigue siendo un fuerte operador; las acciones y sus divisiones de asesoría y colocación de emisiones. En teoría, esas requieren menos capital y suponen menor riesgo, si bien las pérdidas por u$s 2.300 millones que provocó un operador de la división de acciones después de realizar operaciones supuestamente no autorizadas, puso a prueba esa máxima.











